Se sentía nerviosa, ansiosa, en menos de veinticuatro horas se volvería a encontrar, con aquellos, que un día fueron sus compañeros, grandes amigos, también había que decir, pero aquellos tiempos quedaron atrás, con el pasar de los años, dejaron sus cuerpos infantiles, para transformarse, en jóvenes, de jóvenes a adultos, mucho había llovido desde ese entonces, ya nada tenía que ver con el ayer.
¿Qué decirles después de veinte años? Con los treinta tan cerca… Ya muchos casados, con hijos, con grandes carreras, y ella, nada de nada, seguía soltera, sin compromiso, y trabajando en el Burguer King. Ya no era una niña, ella lo sabía, pero a su timidez no le interesaba, allí seguía acompañándola. No le apetecía nada ir a esa cena, que se les ocurrió ofrecer, ¿Qué iba a decir de su patética vida? Podía mentir, ofrecer una excusa y que no podía ir, pero ya varios se habían echado para atrás, ¿Cómo decir que fallaba uno más? No podía hacer eso, así que respiro con profundidad, se empezó arreglar.
El tiempo paso rápido, cuando el reloj le marcó, que el momento había llegado. El encuentro fue más o menos esperado, todo besos y abrazos, con cervezas o refrescos en mano, a ella no le gustaba la cerveza, así que su limonada, le acompañaba… Por más que lo intentaba, no se le ocurría nada que decir, odiaba esa timidez, que la bloqueaba, que le hacía ser una idiota, en cambio los demás no les resultaba ninguna dificultad, hablaban, reían, como si nada, y ella bien reservada…
La segunda ronda de bebidas se acercaba ¿Qué pedir? ¿Otra limonada? Parecería una mojigata… ¡No! ¡Se negaba! Sin pensarlo mucho pidió una cerveza como los demás, todas las miradas fueron a ella, no por haber pedido alcohol, sino por el tono tan decidido que se escuchó, hasta a ella misma le sorprendió.
Le echó un trago, dos, tres, otra copa más, su boca comenzó a vocalizar, lo que su cerebro andaba, la risa empezó a ser protagonista, poco a poco la timidez, quedó atrás, sin ser consciente estaba disfrutando de esa velada, deseando, que no terminara, reflexionando que esa etapa no quedó atrás, sino parada, con ese encuentro, volvió a iniciar, aquello no era el final, era un nuevo inicio que afrontar, quizás, lo mejor que el destino le deparaba, no le quedaba otra que esperar con ansia, que eso llegara.
Escrito: 12 de abril del 2015
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