Hoy es mi cumpleaños, cumplo cuarenta, aunque mi espíritu se siete distinto, hay un enfrentamiento, entre yo y mi yo interior... Soplando las velas, pasa toda mi vida delante de mi "pide un deseo" escucho a alguien decir ¿Qué pedir? Los años pasan, el niño que un día fuí, hace tiempo que desapareció de mi, físicamente digo, porque siento que está en algún lugar dentro de mi.
Me encanta jugar con mis hijos con la cantidad de juguetes que invaden sus habitaciones... Muchos se los compré yo, algunos de los que ellos deseaban, otros, los que yo creí que les podía gustar, esos juguetes, esos juegos, que un día jugué yo, llenó de entusiasmo e ilusión, por fortuna acerté a ellos también les fascina, ya tengo la escusa para repetir, los momentos del ayer.
El tiempo a pasado, ya no soy el niño de ayer, soy un adulto de cabeza a pies... Ya no debería en creer en cuentos de hadas, ni tener la ilusión de lo que me ilusionaba ayer... pero la verdad es que no es así, sigo teniendo algunas fobias que tenía en mi niñez.
¿Entonces? ¿en que se diferencia el niño de ayer, con el adulto de hoy? En el físico obviamente, en el que me siento mas fuerte, en que he aprendido como comportarme, y ser un hombre de bien... pero mi espíritu, sigue siendo el mismo niño de ayer, él no ha madurado, solo se controla, tal como ha aprendido el adulto de hoy, pero sigue siendo el mismo, que le fascina sentarse frente al televisor, para ver esos dibujos que de niño le fascinaba, que con la excusa de sus hijos juega a esos juguetes, que aun hoy le encantan... pero... ¿Qué diría esta sociedad? El que necesita llorar para desahogar las penas del corazón, y el abrazo de consolación de aquellos que de niño era su admiración, sí sus padres. Al adulto de hoy no le importa, mas bien, necesita mostrar todo el amor que tiene para dar a sus hijos, pero a lo mismo, necesita saber es amado, no solo por sus hijos, sino por sus padres, aunque tenga 40 años, necesita besos, abrazos, sentirse valorado y aceptado. El niño de ayer recibió golpes de la vida, que al adulto, le marcando de muy cerca... Aunque cumpla 40 él le gustaría celebrarlo, como en el pasado, en un parque de atracciones, y después un helado.
Porque realmente el niño que nacimos, sigue con nosotros, asta la muerte... de adultos, cambia nuestro aspecto físico, nuestros miedos no desaparecen, solo aprendemos a sobrellevarlos, los golpes duros hay siguen, y sobretodo tenemos la necesidad de llorar cuando es necesario, y sentirnos amados y queridos, por aquellos que de niños nos arroparon. Así que el niño del ayer nunca desaparece, vivirá en tu siempre. No le ignores, juega con el a veces o siempre... no te avergüences... todos tenemos ese espíritu infantil, ¿Acaso no son los niños a veces los mejores profesores? Combina ese niño interior con el adulto que hay en ti, saca lo mejor de las dos, no habrá combinación mejor.
Escrito: 25 de febrero del 2014
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