Queridos suegros,
Soy consciente, que no soy muy querido por ustedes, el saber que su hija, tiene novio, no les ha sentado muy bien… Princesita, “tu padre no me quiere ni un minuto al mes” “tu madre te ha prohibido la palabra Andrés” no hay flores para ella, o vino para él, por más que lo intente y me esfuerce, no hay nada, ni cara que le siente bien.
Estimados señores, déjenme explicarles la realidad, contra más prohíban a su hija, más le va a gustar, aún más les llevará la contraria. No se lo tomen a mal, pero no me es nada fácil venir a esta casa, ya que a cada paso, solo me encuentro con sus rostros como perros. Por ello prefiero salir con su hija a otro lugar.
Me encanta estar con su hija, pasar tiempo con ella, la amo con locura. Sé que no le va a gustar, pero no puedo estar sin besarla ni un minuto más, quizás no lo entienda, pero se me seca la boca, todo me va mal, me pierdo entre la gente y no encuentro el compás.
¡Vamos! ¡Fíjense! Ya no es una niña, sino una mujer, pensaban que era fácil pararles los pies, pero así no es…
Señor, yo sé que usted es su papá no pensamos igual, de distinta forma, pero ambos amamos a su hija, ambos queremos lo mejor para ella.
Señora, usted se acostumbrara, a verme más por aquí, tocar la puerta y entrar, pero ante todo es importante que sepan, que conmigo estará en el país Andrés. Si usted señor no entiende mis formas, pregunte, hábleme, conózcame, los tiempos han cambiado, sáltese un poco las normas, si no encuentra la forma de respirar, no se muera, su hija viaja en primera.
No ha sido fácil escribir estas líneas, pero no soy el enemigo, amo a su hija, conmigo no le faltara de nada, la que querré más que nada… Por favor créanme, denme una oportunidad, les garantizo, que no les voy a defraudar.
Escrito: 11 de febrero del 2015
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