No solía confiar en la justicia, en un principio sí, pero con el tiempo, y las puñaladas que esta me ha dado, me ha hecho desconfiar del todo. Me refiero a la palabra justicia, lo que ella significa, aunque de esos tipos, con uniformes, y porras tampoco me fío, de esos menos que ninguno.
Es duro ser mujer, es más duro cuando se tiene una discapacidad, ya no solo por cómo te discriminan, te sacan derechos, y la posibilidad que te violenten, de cualquier forma, pero es más difícil, es insoportable, al saber que a quien más quieres, está pasando por lo mismo. Ella no es adulta, es solo una niña.
La niña, ya no es una niña, tampoco una mujer, su cuerpo y espíritu está pasando esa transición que existe llegando a la pubertad, adolescencia. La familia, los padres, la que la rodean, empiezan hablar, acosar a esa chica, que de la nada no quiere estudiar, su actitud es insufrible, su forma de hacer insoportable, pero todos lo achacan a cosas de la edad, la adolescencia, no es fácil para nadie.
Solo uno que haya pasado por lo mismo, puede entender esa rebeldía, esas acciones. Pero si la víctima no confiesa dificulta ese proceso de la realidad. Después existe otro problema, que la víctima obtenga el valor para exponer la realidad, pero nadie la cree, sobre todo si es un familiar el responsable, ¡No, es imposible! como ella, tardó en alzar la voz, ya no existen pruebas, ya nada sirven… ya que la gran mayoría, solo piensan “Solo quiere llamar la atención” De tanto esa joven mujer, tiene que tragar ese duro trauma ella sola, sin entender bien lo que ha ocurrido, sin saber cómo reaccionar, tener que aguantar el decir de la gente, record“¿Cómo va a hacer tal tipo esa barbaridad? ar su realidad, sin saber cómo afrontar, lo único que tiene claro que va a seguir callando, e ir tragando todo aquello, que no pueda explicar.
No sabe bien como, pero alguien se entera, alguien, la entiende, la cree, no puede dejar que a una chica, le hagan eso, la bomba explota, si la justicia no hace nada, él hará justicia. Pero el resto de la familia no está de acuerdo, poco ven, poco creen la realidad, que uno de los suyos está sufriendo en manos, de otro de los suyos, no pueden tolerar que alguien de fuera, destape esa tapadera, donde todos saben, todos callan, todos son complices.
Él solo quería que la desigualdad muriera, el solo quería que esa chica pudiera seguir su vida. Los familiares de ella, poco podían creer, y fueron a por él, más de una veintena también, no dejaron nada de él, lo acribillaron sin piedad, solo por hacer justicia
La chica adolescente no pudo más, ella sabía la realidad, ella sabía que era culpable de tal barbaridad, ella no pudo más, sin avisar, solo con una carta sobre la mesa, puso a su vida final destacando una frase letal:
Habéis acabado con el único que creyó en mí, ya no hay más que decir, mi vida no vale nada, ya no tengo vida, ya no tengo alma… Me despido de este mundo cruel, que solo me trajo a sufrir, ahorcándome hasta el fin.
Escrito: 23 de mayo del 2015
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