Querido y amado padre,
Infinitas gracias por acompañarme en este día tan especial para mí, gracias, por escoltarme al altar, sin soltarme de tu brazo, como cuando era niña, temía, tú me abrazabas fuerte, con la promesa, que nada malo ibas permitir que me pasara.
Sé que no ha sido nada fácil para ti, no distes saltos de alegría, cuando anuncié mi matrimonio… más bien noté el dolor en tu ser… Hoy pese tu apariencia de dureza, noté la emoción, las lágrimas, noté que no fue fácil dejarme ir.
Papá, no temas, sigo siendo yo, tu niña, te aseguro que voy a seguir necesitándote, ahora y siempre, porque tu eres irremplazable, pero como tu siempre me has enseñado, me convertido en una mujer fuerte, e independiente, por lo mismo los valores, son los mismos aprendidos, los mismos que tú me mostraste, hoy los tengo muy presentes dentro de mi, y gracias a ti podré sobrevivir, en este mundo lleno de adversidades…
Además tengo una noticia que darte, en el que voy a necesitar de tu ayuda, vas a ser abuelo, estoy embarazada de poco más de un mes, bien sabes que esta boda está planificada desde hace más de ocho meses… ¿el embarazo? pura casualidad, pero después de seis años de noviazgo, ya tocaba, ambos, estábamos preparados para iniciar esa nueva etapa, pero eso no quita, muchas preguntas, los típicos miedos de la madre primeriza, por ello papá, voy a seguir necesitando tu ayuda y tu sabiduría, para que tu nieto/a se haga adulto de bien.
Vamos papá, no me has perdido, nunca lo vas hacer, sigo y siempre seré tu niña.
Escrito: 04 de marzo del 2015
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