Hoy es tu día, al igual que al resto de las mamás, pero en mi caso es el día de la mejor mamá. ¿Qué puedo decir? Hoy hace un año, que reuní el valor para confesaros a papá y a ti, mi homosexualidad. Papá no se lo tomo nada bien, aun al día de hoy más de trescientos días después, me sigue ignorando, mirándome por lo bajo, ya no ha habido más cervezas entre risas, ya esa gran confianza se rompió y no volvió. En cambio tu mamá, no te sorprendiste, ni asombraste, me abrazaste con fuerza, me dijiste al oído “sigues siendo el niño de mis ojos, ahora y siempre te amare y por ti ahí estaré” Me emocionaste, al igual que tu persona se emocionó, de tanto nos fundíamos en ese fortaleciente abrazo.
Lo más difícil ya estaba hecho, así que respiré con profundidad, di un paso en frente, confesé al mundo mi condición sexual, por un lado, me sentí aliviado, de ya no tener que fingir, lo que no soy, pero por otro me sentí humillado y discriminado, mis mejores amigos hombres, guardaban las distancias conmigo, como si les fuera a violar en cualquier momento, ya todos me miraban extraño, por lo bajo, y murmurando. Después de ahí, inició el acoso, y pintadas en la puerta de mi casa, en el cristal de mi coche “maricón” y si eso no fuera poco, me acorralaron en un callejón, dándome un palizón, papá ni apareció en el hospital, en cambio, tu ahí estuviste, día y noche, protegiéndome, como cuando era niño, corría bajo las sabanas de cama, al llegar la tormenta, tú me abrazabas, me cantabas al mismo tiempo que me acunabas, hasta que me dormía. En cambio papá ni apareció por el hospital, eso me dolió mucho más que la paliza.
Yo no quería, pero tú me convenciste de denunciar, de hacerles pagar todo el sufrimiento físico y emocional. Fue un trascurso largo, y nada fácil, doloroso también de ver que aquel que más admiras, te ignora, de la misma manera que ignoras un mueble, pero tu mama, no, ahí estuviste a mi lado, en cada lucha, en cada paso hacia adelante, cambiaste llorar, por luchar en mi nombre, me distes fuerzas, cuando ya no me quedaban.
Yo se mamá que para todos los hijos, sus madres, son únicas, pero lo que has hecho tú, es algo, que no se puede explicar, va más allá. Todo el mundo me dio la espalda, y tú ahí estuviste, cada segundo, en cada aliento de dificultad.
Por estas líneas, porque sin ti, hoy no estaría aquí, maldije mi condición, mi persona, quise poner fin a mi vida, siento mucho el sufrimiento que te causé, tu a pesar ahí estuviste aguantando, luchando, por todo esto, y por mucho más que tú y yo sabemos que es verdad, infinitas gracias, eternamente, estaré en deuda contigo. Te amo mamá gracias por ser más que una madre, gracias por ser, mi amiga incondicional, para ti siempre estaré.
Hoy es tu día mamá… ¡Feliz día de la madre! Acepta esta carta, este ramo de rosas y unos deliciosos chocolates, porque es el día de la madre, como tu… ¡ninguna!
Escrito: 02 de mayo del 2015
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