Joel era el menor de cuatro hermanos, todo ellos con una discapacidad, sus dos hermanas más mayores, eran gemelas, ambas tenían una discapacidad física, el hermano que le seguía, tenía síndrome de Down, sus padres, ambos tenían discapacidad auditiva total. Dos de sus primos tenían discapacidad; uno visual, otro intelectual... ¿y el? Era era el raro, miraba a su alrededor y no se sentía como ellos, se sentía inferior, no tenía ningún tipo de discapacidad.
En cambio, en su colegio, con sus amigos, era distinto, era como ellos, era como vivir en dos mundos, totalmente opuestos. Muchos de sus amigos le decían:
- ¿Por qué tu familia es tan rara?
- ¿Por qué lo dices?
- Hombre, es obvio, dos van con carrito, dos son tontos, tus padres, hablan un idioma raro que nadie se entera de nada, otro es ciego...
- Tienes distintas discapacidades, y no hay nada raro en ellos, más bien los raros somos nosotros...
- ¡¿Que dices?! ¡Tu quizás si eres raro como todos ellos, pero yo no!
- Ellos no son raros, ellos trabajan, estudian, se encargan de sus tareas y obligaciones, consiguen todo lo que se propongan, porque su discapacidad, no es una barrera, es una iniciativa a seguir luchando.
- Pos si que eres raro si, sin dudarlo eres de la misma familia -sin pensarlo echó a correr.
Llegando a casa, Joel se asomó a la cocina, sus padres, estaban conversando en lengua de signos, muy animadamente, no tardó en desaparecer, dejándolos en intimidad. Apenas dio cuatro pasos contados, cuando escucho la campanilla, con la melodía que le indicaba que le reclamaban a él. No tardó en volver a entrar. Ellos le indicaron que se sentara. Joel obedeció.
- ¿Que te pasa? -le preguntaron en lengua de signos.
- Que odio no tener discapacidad, odio no ser normal como vosotros. A veces noto que no encajo en está familia -les expuso mirándoles a los ojos, para que pudieran leer sus labios.
- Joel, tu eres tan normal como todos nosotros.
- ¡¿ha si?! Entonces... ¿porque yo no tengo discapacidad y todos vosotros si? ¿por qué soy diferente? -respondió en lengua de signos.
- eres tan diferente como somos nosotros de los unos y de los otros, sí, todos tenemos discapacidad, pero todas son tan distintas unas de las otras... realmente son totalmente opuestas, eso nos hacer ser idéntico a ti.
- No, eso no es verdad, vosotros tenéis en común la discapacidad, que importa que sea distinta, todos tenéis discapacidad, todos tenéis ese afán de superación, yo no tengo discapacidad, y menos esas fuerzas de superación, me siento tan débil a vuestro lado, como desearía ser como vosotros tener discapacidad...
- Que no tengas discapacidad, no te hace distinto a nosotros, al contrario, gracias a ti, cada día logramos un poco más de aceptación, sin ti es posible que nadie nos tomara en serio, gracias a ti, se han abierto puertas que ya teníamos cerradas, por tu insistencia de mostrar que somos como ellos, que somos como todos.
- Por alguna razón, se ha querido que hubiera alguien sin discapacidad en nuestro equipo, ahora entendemos el porque, eres imprescindible tal como eres, poco a poco, gracias a ti, conseguiremos una inclusión total -Siguió su madre con la lengua de signos -Gracias hijo.
- Gracias a vosotros -les indicó en lengua de signos. Al instante se dieron los tres un gran abrazo.
Escrito: 11 de diciembre del 2013
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