Hoy es mi cumpleaños, 92 para ser exactos, aun ni me creo que tenga esa edad, jamás pensé que un humano podría vivir tanto, me siento bien, con salud y feliz, aunque claro una persona de mi edad, vive, pensando bastante en la muerte, es que es ley de vida, no podemos evitarla, alguien de mi edad, pues no sabe exactamente cuándo morirá, mis hermanos mayores, murieron de la nada, se acostaron una noche con un “hasta mañana” ya no despertaron más, no en este mundo al menos, fui testigo de su cuerpo, de la tranquilidad, de su rostro, estaban relajados, tranquilos, realmente, parecían dormidos, hasta hubiese jurado, que sonriendo, ¿estarían soñando? ¿Serían testigos de la famosa luz? No lo sé, pero realmente se veían en paz.
Mi padre siempre decía, “la vida, es un largo viaje, en el que hay que aprovechar cada oportunidad, no dejes que los miedos te venzan, sino te aseguro que te arrepentirás, no dejéis de soñar, de intentar, de hacer vuestros deseos realidad, no hay peor fracaso de no intentar” Qué gran realidad sus palabras. Gracias a él y mi madre, soy todo lo que soy, solo e intentado dar lo mejor de mi a mis hijos.
Yo siempre he querido ser un ejemplo para mis hijos, siempre he intentado mostrarles con hechos, lo mucho que los amo, me pasaba el día trabajando para que no les faltara de nada, pero al llegar en la noche, al menos una horita les dedicaba, cuando eran niños, jugando a sus héroes de la tele y los deberes de clase, ya de más mayores con sus preocupaciones, y problemas de la vida diaria, parece que no, pero la adolescencia, es una etapa de lo más difícil, y se necesita apoyo y comprensión, entender muchos porqué, para sobrevivir a ella, llegar a ser un adulto de bien. Desde pequeños les mostré que son perfectos como son, sin importar la discapacidad de uno, o la homosexualidad del otro, son personas con un corazón de oro, con unos valores de admirar, eso es lo único que importa, para nada callé sus condiciones, sus realidades, son mi orgullo, por ello, no me escondí, ni me escondo, ni ellos tampoco, porque son dignos de admiración. Por ese motivo, he participado en varias manifestaciones del orgullo gay, con una camiseta que gritaba “mi hijo es gay… ¡¿y qué?!” y he apoyado y ayudado a mi hijo con discapacidad, en todo el lugar que lo han discriminado y violentado, ahí nos hemos enfrentado, porque ellos no tienen la culpa de vivir en una sociedad enfermiza y contaminada. Siempre han tenido mi más sincero apoyo.
Soy un hombre que no se rinde a la vida, jamás he conocido lo que significa eso, aunque en ocasiones ganas no me han faltado, soy sincero, pero no me he rendido, perseverancia ha sido mi apellido, me declaré 15 veces, antes que me diera el sí, después estuvimos 60 años juntos, ha sido y siempre será el amor de mi vida, aun agradezco al destino haberla puesto en mi camino, juntos, hemos reído, hemos llorado, hemos aprendido, hemos vivido con intensidad, cada segundo, nos hemos respetado, amado, hemos pasado situaciones difíciles, sin soltarnos de la mano ante la dificultad, el amor ha sido nuestro profundo abrazo, ese aliento necesario para superar lo difícil. La amado y la amare por siempre, porque ella siempre ha sido mi bastón, en los momentos de bajón. Siempre me apoyó, me acompañó a subir el Kilimanjaro, juntos hemos viajado… hemos realizado los sueños del otro, nos hemos acompañado en la superación de los miedos del otro, realmente, cuando al fin realizas aquello que siempre te ha asustado, sientes una gran liberación, y una sensación de superación, que realmente emociona. Siempre nos hemos dejado guiar por el corazón, por nuestra intuición, aunque el resto del mundo hiciera lo contrario, no importa, no me arrepiento, aún más viendo los resultados. Siempre hemos estado juntos, jamás nos hemos separado, hasta que el cáncer se la llevó de mi lado, cuando tenía 76 años.
No puedo quejarme de la vida que he tenido, que yo he conducido a ella, no ella a mí, como ocurre a la mayoría, ha sido dura a veces, pero no lo suficiente para detestarla, amo a la vida, aunque sé que la muerte, es parte de ella, y no le tengo miedo, ni me arrepiento de nada, no por ello, es el fin, solo es una etapa más que no me tardará en llegar…
Las luces se apagaron unas voces empezaron a cantar el cumpleaños feliz, de tanto un pastel con unas velas encendidas, se acercaban a él. De la nada aparecieron, sus hijos, sus nietos, sus dos bisnietos abrazándole, acompañándole, en este día especial, donde la vida le regala un año más. Con lágrimas de felicidad sopló las velas una vez más, sin nada que desear, ya que no podía pedir más.
Escrito: 28 de julio del 2015
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