Estaba destrozada, acababa de
salir del hospital, el bebé, que llevaba a en mi tripa hacía cuatro meses,
había desaparecido, con lo que había costado que llegase, se evaporo en cuestión
de segundos, en una cascada de sangre, evaporándose, las ultimas esperanzas que
me quedaban, de hacer realidad mi mas grande deseo, que replicaba, como el tic,
tac de un reloj, dentro de mi pecho, en mi corazón…
Iva en coche, de copiloto, entre
lágrimas, por mi pena, te vi, a ti, un niño de no mas de 9 años, en aquella
calle transitada, a un lado, empotrado con la pared, haciendo un negocio de golosinas,
intentando sacar algún dólar, supongo que, para comer, pero no pude evitar
preguntarme “¿cómo que un niño como tú, estaba intentando conseguir dinero en
vez de estar en el colegio?” Por mas que no quise darle importancia, tu
recuerdo no se iba de mi mente, cuando se me cerró la puerta de la maternidad,
se me abría una ventana, tú apareciste en mi vida. En mas de una ocasión caminé
asta ese lugar, donde encontrarte, y poder hacerte algo de venta, tener la
excusa de hablar contigo, conocerte…
Quizás te parezca una locura, y
para ti solo sea una loca chafardera, quizás por estar en ese estado de
vulnerabilidad, que me encontraba al conocerte, pero senti por dentro, una
mezcla de amor con lócura a medida que más te conocía, tu mirada me
indicaba, que, si te perdía, habría perdido, la más grande fortuna. No
tenías, padres, no tenías a nadie, tu solo tenías que espabilarte, para poder sobrevivir,
no sabías leer, ni escribir, y contar lo justo, no habías tenido oportunidad de
ir a la escuela, todo eso aprendí de ti, las veces que fui a verte, a compañarte,
ya me robaste el corazón, desde esa primera visión.
No sé
nada de tu historia
Ni de tu
filosofía
Hoy te
escribo sin pensar
Y sin
ortografía
Para
aprender a quererte
Voy a
estudiar cómo se cumplen tus sueños
Voy a
leerte siempre muy lentamente
Quiero
entenderte
Cuando te vi, tuve un buen
presentimiento, cuarenta años, la puerta del embarazo se me cerró de golpe, con
un corazón destrozado, pero tú, abriste la ventana, donde volvió la esperanza,
al conocerte, al saber tu historia, no tuve ninguna duda, quería formar parte
de tu vida, quería ser la adulta que necesitabas a tu lado para tu poder ser, el
niño que tenías que ser, cuando te vi, tuve un presentimiento, de esos que
llegan una vez en la vida, quiero tenerte, aunque sea solo un momento, si me
dejas, tal vez todos los días, para llenarte de amor y ternura.
No lo dudé ni un momento, al ver
que tu lo querías, deseabas lo mismo que yo, moví, cielo y tierra, para adoptarte,
que formarás parte de mi familia, no fueron una semana ni dos, fueron meses de
papeleos, de esfuerzos, de lucha por tenerte, pero lo conseguí, te adopte, te
hice recuperar esa infancia perdida, que realmente merecías, se acabo el
trabajar, tu debías estudiar y jugar asta la prosperidad….
Relato inspirado en la canción "Aprender a quererte" de Morat
Escrito: 01 de julio del 2021
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