Así es, de tal modo que hablo de
mis encuentros fortuitos, de aquellos, ya sea por vivencia o casualidad, me
lastimaron, e intentaron llegar más allá, los que me seguís, ya me entendéis,
hoy quiero hablaros de dos grandes hombres, que marcaron mi adolescencia, y mi
vida adulta, pero para bien, estos son dos grandes hombres, que me ayudaron
muchísimo en distintas etapas de mi vida, nunca los he mencionado lo
suficiente, el segundo ni siquiera un poquito. Creo que ya ambos están
fallecidos, el segundo si, el primero, hace tanto, ya era mayor, se hallaba
enfermo, así que yo creo que sí, que ya falleció, ojalá me equivoque, consiga
enterarme.
Juan Figa ¿Quién es el? hace
mucho tiempo, ya realicé un artículo presentando Joan Figa, ya que fue un personaje
importante en mi vida, jamás olvidaré mis miedos a dejar el colegio, iniciar el
instituto, con un profesor (hombre) como tutor, estaba tan acostumbrada a
mujeres, que tener un hombre como representante principal, me aterraba, además,
se le veía serió, daba la apariencia, de hombre duro. Y si no lo negaré, pero
todo era una fachada, un cordero, vestido de lobo, como una máscara que ocultaba su verdadera identidad, no
era un superhéroe ni nada por el estilo, bueno para mí, sí que lo fue, acabó
siendo una figura muy importante en mi vida. Siempre intentaba ayudarme y
ponerme las cosas más fáciles, fue un excelente guía, y un mejor maestro.
Estuvo ahí en los momentos, más difíciles, cuando mi madre se embarazó de mi
hermana, tuvo un embarazo riesgoso, tenía que hacer, reposo absoluto, tuve que
cambiarme de casa, e irme con mis tías, cada mañana iba a escuela con la más
joven que nos llevamos dos años de diferencia, ella era un curso avanzado, por
ello, el problema era los viernes, ella entraba una hora antes ¿yo donde me
quedaba? Desde el primer momento Juan Figa, se ofreció para acompañarme, en esa
hora que quedaba colgada, íbamos a su despacho, y hacía tarea, o cosas
pendientes de clase, él ahí estaba, trabajando también, preparando sus clases,
se preocupó por mi madre “No se encuentra bien, tiene que estar en reposo” no
se creyó ni una palabra, bueno sí, pero él ya se imaginaba el embarazo de mi
madre, no tardó en decírselo a todo el instituto, cuando se lo confirmé, pues bien, cada
viernes Juan Figa, se quedaba conmigo a las 8 de la mañana cada uno en nuestro
trabajo, entre risas y charlas, acabada la hora, me acompañaba a mi clase
correspondiente.
Pocas veces me llamaba por mi
nombre, siempre era la “pequeña” “artista” y cuando nació mi hermana, ella era
el “trasto” “¿Qué hace el trasto?” Ahora si conociera a Vicky, seguro que le llamaría igual, o "Terremoto" Acabó el curso, e inició segundo de
secundaria, rezaba para que Joan Figa volviera a conducir mi clase, pero no,
aunque sí lo teníamos en la asignatura de sociales, y yo, mientras los demás
hacían gimnasia, yo estaba con él, tres horas más: 1.- tarea de sociales 2.-
informática 3.- Ejercicio, caminando por el pasillo “Te veo más a ti, que a mi
mujer” me recordaba entre risas, yo podría haber dicho lo mismo “Paso más
momentos con usted que con mi padre” Juan Figa ayudó mucho, cuando hubo que
comprarme caminadores y muletas para el centro, gracias a él, no hubo que pagar
ni un céntimo, en más de una ocasión, dada a mi memoria horrorosa, me compró el
almuerzo, sin derecho a devolverlo…. Lloré mucho cuando tuvo la embolia, ya no
pudo ejercer de profesor, y lloré, pero de felicidad, cuando me anunciaron que
había recibido mi carta de correspondencia, y se había emocionado mucho. De
ahí, seguimos la comunicación por ese medio, recuerdo que me anunció el
embarazo de su hija, el nacimiento de su nieta me envió una postal de mariposas
que me informó, que su hija la había elegido con mucho cariño para mí. Lo
último que recuerdo sobre este tan estimado hombre, es que me lo encontré, un
día en la Bisbal del Empordà, cuando paseaba con mi prima, me emocioné mucho al
verle, casi creía que soñaba...
Hoy me doy cuenta, que Juan Figa,
fue como un padre para mí, siempre he tenido al mío, pero hemos tenido muchos
conflictos, hoy soy consciente, que ese profesor, que tanto detesté el primer
día, cubría todas esas carencias, por ello, esta alta de estima. La mujer e
hijas de él, ya me conocían… era parte de su familia. Para saber más detalles,
no te pierdas el enlace del final.
Jaume Font: De él no tengo tanto
que decir como el primero Joan, me ayudó en mis inicios adolescentes, Jaume, en
mis inicios de la adultez, en mi primer empleo (aun sigo en él) Como vendedora
de cupones de la ONCE (15 años en la empresa) recuerdo que la entrevista, ya me
lo puso medio fácil, relajó mis nervios, las demás pruebas igual, mi primer
día, mis cuatro horas en la puerta del Caprabo, atacada de los nervios, pero
ahí estaba él, dándome ánimos. Siempre me ayudo en lo que estaba a su alcance,
“me ahorró ir a Gerona varias veces” Ya que él llegaba hasta mi casa, a
llevarme lo que fuese, recuerdo esa primera vez, que estaba en mi casa, mi
hermana con 6 o 7 años, su patinete de los lunnis, por todo el comedor, el
pobre hombre asustado se encogía.
No tengo muchas que decir de este
hombre, solo que me facilitó muchísimo las cosas, ahora con el tiempo… lo veo
como en Joan Figa, ese padre ausente emocional que tuve, lamenté mucho, cuando
me dijeron que estaba ingresado por cáncer, sentí horrores al verle
esquelético, sin poder apenas hablar, y me derrumbé por completo, al anunciarme su muerte “él te tenía mucho aprecio, te quería mucho, para él eras la niña” eso aun me derrumbó más…
Son dos personajes de mi vida,
que jamás olvidaré, sé que en el más allá, me cuidarán y protegerán siempre. Yo
siempre los amaré, más allá de un profe, más allá de un jefe…. Ese padre ausente si… yo misma soy
consciente...
Escrito: 20 de noviembre del 2021
También te puede interesar: Grandes heroes: traumas ocultos
Sígueme en: Redes sociales