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miércoles, 30 de diciembre de 2020

Relato; Una navidad especial

 


Era diciembre, el final de un año estaba cerca, pero la navidad aun más... Kevin un joven de no mas de 9 años, se acercó a su mamá, que se encontraba en el salón escribiendo lo que parecía una carta.

- Mama, ¿que haces?

- Escribo una carta cariño.

- ¿Le escribes a Joao?

- Así es... ¿ya sabes que juguete le quieres dar este año?

- Aun no -contesto pensando en Joao, ese niño de Angola, de su edad, en el que su mamá era su padrina... Gracias a la colaboración de su mama, él podía estudiar, beber agua potable, tener ropa para vestirse, comida para alimentarse... Como cada navidad, también le llevaban un juguete, para que el también tuviera navidad, ya que Santa Claus, no podía llegar tan lejos... -mama, ¿Qué es exactamente la Navidad?

- Es una época muy especial, una época, para pensar, ayudar a los demás, una época para dar y mostrar la generosidad del ser humano.

- ¡ah! -se quedó pensando Kevin -por eso le mandamos esos regalos a Joao por navidad.

- Así es... ellos también se merecen pasar una navidad lo más feliz posible -su madre, le sentó en sus rodillas.

- Pues... ¿porque no le invitamos a pasar está navidad con nosotros?

- Oye... pos no es mala idea... Déjame ver los vuelos a Angola -no tardó en situarse frente al ordenador, tecleando lo necesario para observar lo que le interesaba, para su sorpresa, se encontró unos vuelos muy económicos, no tardo, en pagar uno, para darle a ese niño del Tercer mundo esa navidad que todo niño debería tener.

Kevin estaba nervioso, sentía su corazón latiendo con fuerza, sus ojos no se apartaban de la puerta. Ya hacía dos días que su mamá había cogido ese vuelo, para ir a recoger a Joao, tras hablar con la asistente que se encargaba de su caso, que no puso resistencia ninguna, al contrario le dio una alegría inmensa, que alguien del primer mundo haga algo tan bello y hermoso por un niño del tercer mundo. La mamá de Kevin, ya hacía horas que había telefoneado, para informar que Joao y ella, iban para allá.



El frió había llegado a la ciudad, se olía en el aire la cercanía de la navidad, los villancicos se escuchaba desde cada esquina, solo faltaba una cosa para que todo estuviera perfecto eran esos copos, que la nieve, hiciera acto de presencia.

La puerta se abrió... ¡al fin habían llegado! Kevin se acercó para saludarles, estaba ansioso por saludar y dar la bienvenida a Joao.

- Hola, hola, ya hemos llegado -saludo alegremente su madre -mira cielo te presento a Joao, Joao -se agacho a la altura del pequeño, él es Kevin. Kevin no tardó en ir abrazarle -¿porque no le enseñas la casa y vuestro cuarto, mientras yo os preparo algo para comer?

- ¡Claro que si! -Le cogió su mano, le acompañó a su habitación.

Joao quedó maravillado al tener ante sus ojos la habitación de Kevin, peluches rodeaban su cama; grande y espaciosa, posters se adueñaban de las paredes de color azul. El gran televisor que habitaba sobre el mueble llamó la atención del recién llegado. Señaló con el dedo.



- ¿El televisor? -No dudó en encenderla donde se escucho un sinfín de disparos -Joao se sobresaltó y se escondió tras una caja. Kevin no pudo evitar reírse -No temas, no es real -apagó el televisor. Alguien llamó a la puerta de la habitación, no tardó entrar la mujer de la casa, con una bandeja, con batido de cacao, y unos bollos.

- Hola chicos ¿como estáis? -os he traído algo para que comáis.

- Joao, tiene miedo al televisor, se piensa que es real -le contó Kevin.

- Es normal, para él es algo nuevo -le sonrió su madre, ofreciéndole un bollo al invitado. Este dudó en cogerlo, cuando lo hizo, su desconfianza no disminuyó, olfateo, antes de echarle bocado. Tras ese inicio, no tardo en tragarse el bollo entero con desesperación -tranquilo Joao, no tan rápido, que te sentará mal, no temas hay mas, nadie te los va a quitar.

Después de que los dos niños merendaran, se abrigaron bien, ya había oscurecido, por ello, querían aprovechar para ver los adornos y luces navideñas. Para Joao era un espectáculo único, no podía más que maravillarse. Los villancicos se escuchaban desde el centro comercial. No dudaron en entrar a ver que podían encontrar.



Esa noche antes de cenar, los más pequeños prepararon el árbol de navidad... con villancicos que se escuchaban por toda la casa. Ya eran 23 de diciembre, la noche siguiente llegaría Santa Claus a la ciudad.

24 de diciembre, la víspera de navidad... un día repleto de emociones, y novedades para Joao.

- Mama, Joao y yo ya hemos escrito la carta a Santa Claus, debemos ir al centro comercial, a entregársela.

- Así lo haremos ¿Puedo saber que habéis pedido? -sintió curiosidad su madre.

- Ya te leí mi carta, no habido cambios jeje, Joao solo pidió una pelota, mira que le enseñado juguetes, pero solo quiere una pelota... -se encogió de hombros.



Ya había oscurecido, cuando entraron al centro comercial, directos fueron donde les interesaba, a dar la carta a Santa Claus... pero antes debían esperar en esa larga cola. Kevin y Joao pasaron juntos, a Joao, le daba miedo ese hombre tan grandote, con esos pelos y barbas tan blancas, apenas le entrego la carta, se escondió tras la mamá de Kevin. Ella, le convenció que se acercara junto a Kevin, se pusieran con Santa donde les haría una foto. Joao algo atemorizado pero le complació. Siguieron paseando por las calles adornadas, ignorando las bajas temperaturas considerables. Se escuchaban varias voces cantando villancicos en la plaza principal, al lado del gran abeto adornado. Se detuvieron a escuchar, mientras les invitaban a una taza de chocolate caliente. Joao se sentía tan apresurado por probar esa delicia, que no se fijo en lo caliente que estaba, en el que no pudo evitar escaldarse la lengua. Las luces del gran abeto se encendieron, la estrella fugaz, adornada en la capa más alta, alumbraba con fuerza. Sin aviso sintieron como pequeñas gotas caían sobre de ellos...

- Mama... Esta empezando a llover...

- No... no es agua... es nieve... - confirmo su madre dejando que un copo cayera sobre la palma de su mano.

- ¿Nieve? ¿esta nevando? ¡Esta nevando! -saltaba de alegría Kevin. Cogió las manos de su nuevo amigo, juntos empezaron a bailar, aunque Joao poco entendía lo que estaba pasando -mama, ¿Joao nunca ha visto nevar verdad?

- Creo que no hijo.

- ¡¡¡Wow!!! Ya verás que divertido Joao... cuando cubra la nieve podremos jugar con ella -Se escucharon las campanas de la iglesia las nueve indicaban.

- Ya son las nueve, nosotros sin hacer el pollo relleno, mas vale que nos demos prisa, sino Santa Claus pasará de largo.

Los dos pequeños, ayudaron a preparar la cena de ese 24 de diciembre la víspera de navidad, juntos cocinaron ricas galletas de chocolate y nata, con todo en el horno, no les quedaba más que esperar, de tanto subieron a la habitación, Kevin enseño a Joao a jugar a los videojuegos, después se asomaron a la ventana, a ver como ya la nieve había dejado un manto blanco.

- ¡Ha cenar! -los pequeños no tardaron en bajar, sentarse alrededor de la mesa, Kevin, bendició esa cena de navidad. Tras los postres. Kevin y Joao prepararon el tazón de cereales con leche, para Santa Claus, y agua para sus renos. No tardaron en acostarse, ya que sabían, que si no dormían, Santa no llegaría...

- Joao... -Nombro Kevin en un susurro -Joao despierta... ¡Es navidad! ¡Ha venido Santa! -Joao abrió un ojo... poco a poco abría el otro... Kevin lo destapó por completo, lo levantó con esfuerzo, lo arrastro al salón.

- ¡Buenos días chicos! ¡Mirar cuantas cosas os ha dejado Santa! -Los ojos de Joao se agrandaron enormemente, al ver bajo el árbol de navidad, más de media docena de paquetes envueltos, se acercó con Cautela.

- ¡Mira Joao! Este es para ti, y este, y este, y este también -exclamo Kevin. Joao cogió un paquete envuelto le empezó a dar vuelta, a moverlo delante de si -No así no... hay que romper el papel, mírame, le indicó con un gesto de su mano. Joao lo miró, fijamente, no tardó en imitarle. Un chándal, un equipo de gorro, bufanda, chaqueta y guantes un tren, un peluche, un coche de control y una pelota, eran sus regalos. Otros tantos con lo deseado para Kevin.



- ¡Mirar chicos! Ha nevado toda la noche, esta todo blanco -les informó la madre. Kevin corrió a la ventana, Joao lo imitó.

- ¿Podemos salir mama? ¿podemos? ¿podemos?

- Claro que si, pero abrigaros bien -apenas acabó la frase, los chicos ya habían desaparecido, salió tras de ellos, pudo observar como Kevin corría, como loco, cogiendo, tirando bolas de nieve. Joao en cambio se quedó petrificado en un rincón, sus ojos se agradaron considerablemente, asombrado por la grandísima capa blanca que observaba. Sin que fuera consciente, una bola helada blanca cayó sobre de él. El rostro de Joao representaba que estaba congelada -eso no vale Kevin... ahora verás... -se acercó a Joao, hizo una bola de nieve, con una sonrisa en los labios se la tiro a su hijo. Joao no tardó en pillarle el truco, le empezaba a divertir ese juego, no tardo en vengarse de Kevin...

Las horas pasaban rápido... Joao y Kevin pasaban los minutos, con ese manto blanco, entre muñecos y bolas de nieve. Fue una navidad bien divertida, entretenida y sobretodo especial, no solo para Joao, para Kevin y su mamá igual. No importaba las comidas o los regalos, aquella navidad, era especial, porque habían cumplido el verdadero objetivo, el verdadero significado de la navidad, ayudar, darle una real navidad a alguien que realmente le hacia falta.

27 de diciembre Joao debía volver a su tierra. En el aeropuerto se encontraban ante la despedida.

- Mama, ¿por qué no se queda aquí con nosotros? Tendrá todo lo que necesita que en su país no puede tener... Yo le enseñare el idioma, y le dejaré todos mis juguetes...

- Tienes un gran corazón hijo mío, estoy muy orgullosa de ti, pero no es tan fácil... él tiene una familia, que lo quieren y lo necesitan, nosotros le seguiremos ayudando, gracias a eso no le faltará nada, ya ves se lleva muchas cosas que le hará bien... no solo a él, a mas niños y niñas de su país.

- Tienes razón... hay tanta gente en la pobreza... hay tanta gente que necesita ayuda.... con nuestras donaciones podremos ayudar a mas personas de su país ¿verdad mama?

- Así es hijo, con nuestra ayuda no solo a Joao sino a más personas...

- Gracias por venir... Ojala te hayas divertido... -se emocionaba Kevin.

- Gra... Gracias... -pronunció Joao con emoción, dando un fuerte y emotivo abrazo a Kevin.

- ¡¡¡Wow!!! Lo has escuchado mamá... ¡¡¡A dicho la primera palabra en ingles!!!

- Sí, lo escuché -respondió emocionada su madre -Joao ha sido un placer, muchísimas gracias por aceptar la invitación, para lo que necesites, nos escribes, te lo haremos llegar... ¡¡¡cuídate muchísimo!!! Seguro que no es la ultima vez que nos vemos -le abrazó con fuerza y emoción -No te olvides tus regalos...

- A... Adios... -se despidió antes de pasar la barrera. Kevin, se abrazó a su madre con emoción, lamentaba la partida de Joao... pensaba que ojala le hubiese gustado los regalos que se llevaba, pero al mismo fue consciente que el mayor regalos de todos, es haber celebrado una verdadera navidad, esa experiencia, que en su corazón siempre va ha estar gravada.

Escrito: 22 de diciembre del 2013

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