Ya volvía a ser diciembre, más certero, las fechas tan
señaladas como era navidad, ese año Yimmy solo quería olvidar, ya que era el
año, que todo, que todo su mundo se había destruido, ya no le quedaba nada. Sus
padres habían muerto en ese fatídico accidente de coche, él había ido a vivir
con sus abuelos, en aquella cabaña, en medio del bosque, en medio de la nada, lejos
de la ciudad y la civilización, en el que confirmaba su vida, más muerta que
viva, en el que no entendía, por qué él tuvo que sobrevivir, mientras sus
padres murieron en el acto. Él ya no era un niño pequeño, pasaba de los nueve
años, sabía con certeza, la realidad, de la navidad, santa Claus, y los reyes
magos, eso solo agrandaba el golpe de realidad, que tenía ante sus ojos.
Una mañana se encontraba reuniendo troncos de leña, para hacer
un gran fuego, para calentar, el ambiente, ante la nevada que se avecinaba, los
termómetros bajaban en picado, el sol bien escondido estaba. En ese 23 de
diciembre. Toby, el perro pastor, lo acompañaba:
-
Vamos Toby, no debemos tardar, o los abuelos se preocuparán,
encima nos regañaran -recogía leña, a la misma que hablaba y andaba. Ya tenían más
de una docena de troncos, ya eran suficientes, pero cogerían otro por si las
dudas, ahí encontrado en medio de la nada, ese tronco, esperando ser rescatado,
para formar parte de esa hogata, para calentar, el hogar y los seres que viven
en ella -¿Qué ocurre Toby? ¿A que viene tanto drama? Solo es un tronco más para
la Fogata -afirmó Yimmy viendo la desesperación del animal, sin dejar de ladrar
al tronco -solo queda esto ya, hagámoslo, y vayamos a cenar…
-
¿Yimmy hoy es la víspera de nochebuena, quieres
ser tú, quien bendiga la mesa? -le propuso su abuelo, dándole una de sus manos,
y la otra a su esposa, en la tenue luz de la vela.
-
No te ofendas abuelo, pero yo no creo en nada de
esto…
- Está bien, ya lo haré yo, pero no te vas a librar de formar parte… Señor, bendice estos alimentos, que solo tú has hecho posible, gracias señor, por un techo para estar a salvo, de estas bajas temperaturas, siento si es tener demasiada confianza, pero, por favor señor, haz que Yimmy recupere la fe perdida, haz, que vuelva a creer, y tener esperanza, en la magia de la navidad -Yimmy abrió un ojo, le miró de reojo, con desdén… ¿Cómo su abuelo podía decirle algo así? Se dejó ir de las manos, con fuerza, se levantó, se fue hacía el salón, frente a esa chimenea encendida. Su abuelo, iba ir tras de él, pero su esposa, le detuvo, le convenció que le dejará a solas.
Yimmy se encontraba frente a esa chimenea encendida, ardiente,
no podía evitarlo, pero se sentía furioso, dios le había arrebatado todo,
encima, su abuelo actuaba como si él fuera, el negativo, encima, le pedía ayuda
al mismo enemigo. Se sintió un ruido, después, fue testigo, como un tronco, se
acercó rodando a él… no le dio mucha importancia, le dio una patada,
volviéndolo al fuego, lo ignoró al ver como la chimenea lo escupía.
-
Mejor me voy a la cama, me siento demasiado
exhausto -le protagonizaba un largo bostezo de su boca. Sin pensarlo más, ya se
acostó a descansar.
Eran cerca de las tres de la madrugada, cuando la sensación y
desesperación de sed, le despertó, pero algo le sobresaltó, escuchaba ruido
abajo, a esas horas sus abuelos ya hacían horas acostados, aunque se levantaban
muy temprano, era demasiado temprano aun para ello, se apoderó de su bate de
beisbol, y con temor, pero decisión, bajó por las escaleras, con sus piernas
temblorosas, vio luces en el salón, y cuchicheos se escuchaban, asomo la
cabeza, sin creer lo que sus ojos le mostraban…. En medio del salón había un
tronco, arropado con una manta, tenía, ojos, nariz y boca, como si de Pinocho
se tratara, un gorro en la cabeza, a un lado de la sala, se encontraba un gran
árbol de navidad, todo decorado e iluminado, más de una docena de diminutos
seres, estaban por todo el salón, adornándolo todo…
- - …debo estar soñando… es imposible lo que mis ojos
me están mostrando…
- - ¿Por qué es imposible? -le preguntó ese tronco con
vida.
- - Por que esto no es un cuento de hadas, las maderas
no hablan, ni los duendecillos existen… aquí no existe, y fueron felices y
comieron perdices…
- - Yo no soy un simple tronco, soy uno de los ángeles
de la navidad, al igual que existen los tres fantasmas de la navidad, “el pasado, el presente y el futuro” claro
que existe la magia de esta época, que tu no creas, es otra historia, si
estamos aquí, no es por casualidad, tenemos un mensaje para ti Yimmy.
- - Como… ¿Cómo sabes mi nombre? -se echó hacia atrás
Yimmy.
- Soy un ángel, lo se todo… y tengo un mensaje para ti, de tus padres… ¿preparado? Ahí va…
“Colega, ¿qué te ocurre? ¿Por que tanta
rabia dentro de ti? Ya sabes que no es buena mantenerla tanto tiempo, te
consume y te cambia totalmente. Se que es porque físicamente no estamos, lo que
pasó fue una desgracia, pero no dejes que esa ira se apoderé de ti, maldecir,
no es bueno, sobre todo para ti, te hace una persona negativa, y tu no lo eres,
solo estas muy dolido, porque crees que nos has perdido, es un sentimiento
normal, pero no dejes que se adueñe de tu ser… sino si todo será muy negativo y
cree en lo que no se ve, porque existe, y nosotros, no nos hemos ido, aquí
estamos, cuidándote y protegiéndote, en todo momento, aunque tú, no nos veas….
Allí estaremos, ahora y siempre, hasta que llegue el día que nos volvamos a
ver… físicamente, no olvides, que te amamos más que a nada, no te abandonaremos
jamás. Pero tú no olvides quién eres, no dejes que esa tristeza te domine, porque
eso te convertiría en una persona vengativa, y negativa, y tú no eres así, fue
una desgracia lo que paso sí, pero, no fue culpa de nadie, las ni tuya, ni
demás personas, ni ángeles, ni dioses. Mira a tu alrededor, es real, no es un
sueño, ni obra de tu imaginación, si aún no te convence, tenemos un regalo para
ti, es que en estas fechas navideñas, te puedes comunicar con nosotros a través
de este tronco, aquí estamos para escucharte, aconsejarte, y cuidarte, pasadas
estas fechas, ya no podremos comunicarnos, pero te seguiremos observando y
cuidando…"
-
No me dejéis solo por favor…
ç
-
No estás solo… Tus abuelos están contigo, nosotros
siempre estaremos a tu lado. Tú jamás vuelvas a dudar de la magia de la
navidad. Ahora nos tenemos que ir, los abuelos están a punto de despertar…
guárdanos el secreto no, no dudes más, de la magia de la navidad…
-
Yimmi… ¿Qué haces levantado? ¿Qué está pasando
aquí? -se asustó el abuelo.
-
No podía dormir, me sentía culpable, quería
pedirte perdón de alguna forma… -le
mostro el salón totalmente decorado…
-
¿Cómo has podido hacer todo esto tu solo?
-preguntó la abuela, sin salir de su asombro.
-
No he sido yo solo, me han ayudado los duendes -le
guiño un ojo su nieto.
-
¿Eso que es? -preguntó el abuelo mirando al
tronquito mágico.
-
Es mi mejor amigo, Tronqui… ahora para navidad, y
el resto del año… pero por favor, volved acostaros, un poco más, dejad que os
lleve el desayuno a la cama. -Los abuelos no pusieron mucha resistencia, el
Yimmy, no tardo, en regalarles, un desayuno navideño, con el bonito paisaje,
completamente blanco, de haber nevado toda la noche….
Escrito: 21 de diciembre del 2020
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