Después de décadas juntos, nos
metimos en líos, en mi mundo me cree que el resto del mundo era malo, nosotros
dos los únicos con la lógica, sabiduría e inteligencia. Nosotros sabíamos el
resto del mundo se equivocaba.
Era una relación extraña, tóxica,
había más lágrimas que sonrisas, había mas muerte que vida, pero yo estaba
ciega, para mi él era lo único importante, con él asta el fin del mundo. Me era
imposible entender otra manera de vivir.
Él era el único de fiar, los
demás pura desconfianza, solo nos querían dañar. Crecí en un lugar llamado tóxico,
mi padre pegando a mi madre, mi madre, justificándole todo el día, orando por
él, aguantando lo que venía…
Mi compañero, trabajaba todo el
día, llegaba exhausto, entre drogas en su sangre, decía que las necesitaba, me
recordaba a mi padre, quizás era yo la extraña por no aceptarlas. Una noche,
nos invitaron a una fiesta, yo super ilusionada, al llegar me encontré la
típica fiesta, donde más que los sentimientos de las personas, lo que importaba
eran las drogas, mi pareja, empezó a tomar, como todos los que nos rodeaban, yo
me sentía como el bicho raro… todos me miraban me incitaban a consumir, y sin
pensarlo dos veces lo hice. Me encantó la sensación, al fin estaba en sintonía
con mi pareja. Drogas duras la llamaban, a mí me entusiasmaba, después parecía
no haber consecuencia, en ese estado no había malos rollos, y disfrutábamos sin
darme cuenta de que me estaba matando poco a poco, pero más rápido que el tabaco.
Llegó la primera discusión en ese
estado, me grito, me levantó la mano, me pegó, no una, ni dos, ni tres… pero yo
me sentía invencible, no sentía dolor, mi burla aun le enfurecía más… no hubo
flores para pedir perdón, ni palabras de consolación, solo droga para tapar el
dolor… Una noche, fue tal paliza, fue tanto que me metí, que vi la luz, más
bien la muerte de lo más cercana volví al inframundo, siempre lograba salir
diciendo “Nunca más” en solo unas horas más tarde volvía a empezar… aquella
vez, vi la muerte rozándome, besándome la piel, casi, inspirándola, después la
luz, una reluciente y hermosa luz… “Yo te elegí, te perdí, deje a 99 ovejas,
para buscarte, al fin te hallé, mi hija eres tú, deberías estar muerta, aun no
llegó tu hora… solo despierta ya, se consciente de la realidad…”
Abrí los ojos, desperté… mi mente
había vuelto a la normalidad, las palpitaciones habían marchado. Mi pareja
estaba semi inconsciente en el suelo… ¿Cómo podía sentirme tan fuerte? Llamé a
emergencias, se lo llevaron de urgencias, insistí que me hicieran análisis “yo también
estaba intoxicada” No entiendo como los análisis decían lo contrario, encima me
regañaron por hacerles perder el tiempo… por una vez que era sincera… no
entendía nada… vieron mis golpes por todo el cuerpo, no tuve que decir mucho,
entendieron el mensaje al momento, se lo llevaron detenido, yo me negaba, entre
lágrimas, yo aun le defendía, como mi madre defendió a mi padre asta el día de
su muerte… No fue fácil el camino, pero aquel, que me salvo de la muerte, me
puso a las personas adecuadas para sostenerme… me ayudó a no caer más, a conocerme
a mi más, amarme a mi más… sufría dependencia emocional, ahora años después soy
consciente, que la mayoría del mundo son amables e intentan ayudarte, que el único enemigo fue él, que durante años,
estuve durmiendo con mi peor enemigo… y no al revés
Escrito: 26 de marzo del 2024
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