La discapacidad etiquetada de debilidad, que anula a la persona que la posee con la convicción de un de los más grandes mitos: La persona con discapacidad no es débil, se nos olvida que antes de la discapacidad, se enfrentó a una enfermedad mortal, se enfrentó, tuvo un cara a cara con la muerte, y ganó, muchos de bien bebés… ¿él, ella son los débiles? Las etiquetas son muy dañinas, tanto, que hacen olvidar quién eres en realidad, cual es tu verdadero potencial. Cuando empieces a olvidar todas esas etiquetas, todos esos mitos, se encontrará la verdadera identidad de la persona que tiene discapacidad, dice adicción, y demás.
Leyendo el libro “el caballero de la armadura oxidada” me ha hecho reflexionar, de cómo las apariencias engañan, aquel que parece más débil, el que más necesita ser rescatado, es el más fuerte, aquel, que parece, el fuerte, el guerrero, es el que más necesita ser sanado. de lo mucho que necesitamos no de nadie, sino de nosotros mismos. Yo más de tres décadas con la certeza, que debía ser rescatada, por ese caballero andante, que yo era incapaz por mi misma de lograr nada. El tiempo me demostró lo equivocada que estaba, como mamá soltera voy saliendo adelante. Sí, necesito dependencia física, para ciertas tareas diarias, pero soy totalmente independiente emocional, tanto para mi, como para mi hija… aunque aun me cueste creerlo (por todos esos mitos, esas etiquetas) puedo hacerlo.
En nuestro caso de la discapacidad, no es necesario ser rescatados. Somos capaces, válidos para todo, no tiene que ser del mismo modo, que el resto del mundo, cada uno tenemos nuestro modo de llegar. No sé en qué momento de la historia decidieron poner etiquetas para todo, en vez de aceptar que cada persona es diferente, ni buena, ni mala, ni mejor ni peor, solo diferente, no por ello ni está mal, ni es débil.
Durante más de una década estaba en la certeza, que yo no era discapacitada, así es, pero de un modo dañino, cree otra identidad que no iba con la mía, solo para encajar, solo para mostrar que yo también era capaz, pero la verdad ahora no me interesa para nada ser Harley Quinn, es un personaje de mi pasado, no por ello me gusta asesinar gente, más bien me aterra la violencia, pero ya quedó atrás… Lo que me identifica con ese personaje, es el trasfondo, tan idéntico al mío, incluso acabé entendiendo porque me centré tanto en ese personaje. Eso solo era desesperación por mostrar al mundo que yo también puedo hacerlo, pero no significa que lo sea. De eso solo es responsable el mundo, que no deja de señalar al vecino como dañino, solo por no compartir su mismo pensar…
Todos somos prisioneros de nosotros mismos, todos se nos es necesario mirar muy adentro de nosotros, tener esa conversación con nuestro yo, más profundo, buscando nuestro propio refugio recordando quién somos, desde nuestros inicios, nuestro más profundo ser, hasta dónde podemos llegar… cuando estés tan lleno y enfermo de dolor, tener ese espejito mágico, que te recuerde quien eres en realidad, sin importar la condición que tengas, el color de piel, la orientación sexual, el físico que te destaque, tú eres tan capaz y fuerte como todos, a la misma, alguna vez, necesitarás ser ayudado, como todo ser humano… Como en la película del Rey León 2 “ellos son nosotros ¿qué diferencias ves?" todos formamos parte, de esta rueda llamada vida, en el que un poder superior la dirige, pero nos trata a todos con igualdad.
Deja de señalar al de al lado, deja de ser juez de todos, centrate en ti, en tu armadura, todas tenemos una mas o menos oxidada, la peor prisión es tu mente, tu peor enemigo tú trabaja tu silencio, busca tu lugar seguro poco a poco realmente iniciarás a sanar… Las etiquetas son provocadas por aquellos se identifican pero los chillan a los demás. El camino de la verdad es complicado, largo y no sencillo por culpa de esos mitos... Es un camino como tal lleva su tiempo, por mucho que corras no llegarás antes, pero llegarás y descubrirás que lo que menos esperabas, lo que nadie te gritaba serás, tu mascara será liberada, descubrirás tu verdad.
Hasta que no inicie mis senderos de silencio, de verdad, de reconocimiento, no identifiqué esas etiquetas, esas profundas heridas como mentiras… Pero como toda herida requiere su tiempo para cicatrizar. Una cosa son las etiquetas, formadas únicamente por la opinión de la gente, la armadura que te crean, otra muy distinta tu refugio, tus senderos, tus caminos, tu verdadera esencia, que solo con aceptación y amor a ti mismo y los demás será destapada las mentiras de las etiquetas.
Mi testimonio es el claro ejemplo, nadie me veía como mujer, sino como persona dependiente, jamás imaginaron todo mi recorrido como mujer, como persona, que comete, errores aprende de ellos. Ni siquiera mi familia era capaz de imaginar, todo por las etiquetas que marcan la sociedad, etiquetas que manchan, que mienten, que destruyen la autoestima de la persona con discapacidad, del adulto con discapacidad. Mujer con discapacidad, mamá soltera, con una desintoxicación a cuestas. Fue a través del amor, de la aceptación, de formar parte de… que inicie a sanar, llevo años con esas cadenas, obviamente la sanación no será de un día para otro, pero una vez que se empieza, ya no hay vuelta atrás… Como se dice en evangelio “Se conocerá la verdad, la verdad nos hará libres” Si sin Dios no sería posible, pero ni siquiera Dios te puede ayudar, si tú no accionas primero, si tu no determinas… Solo uno mismo tiene el poder de accionar.
Deja de ver demonios a tu alrededor, el peor demonio puede llegar a estar dentro de ti…
Escrito: 21 de noviembre del 2025
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