Nunca me he sentido amada, respetada ni valorada, vengo de un hogar, que mis padres no se divorciaron, estaba roto, mi padre, entre trabajando y borracho todo el día, mi madre trabajando más horas que un reloj, para intentar llegar a final de mes. Personalmente, me encargaba de mis hermanos pequeños, intentando que tuvieran, una infancia, lo más normal y feliz sobre todo posible. Lo poco que veía a mi padre me recordaba, que era una inútil yo jamás lograría nada en la vida, ni una palabra de amor, de aliento… de lo más machista. Mi madre pobre, miraba y no decía nada… durante años me pregunté qué había visto en él, su única respuesta “Tu padre es bueno, solo yo me equivoco, obviamente le hago enfadar” no podía entender…
Con el tiempo, conocí un hombre, quizás no lo conocía demasiado, que decidí salir de aquel lugar tóxico, e irme con aquel caballero andante, que parecía que llegaba a mi rescate, me hacía reír, y no llorar, me complementa, me veía… hasta el día que me equivoqué… él como mi padre, alcoholizado hasta las cejas, me dio una bofetada, y otra… era normal… Yo me equivoqué, él estaba en su derecho de palizar me. Tenía una vida bastante social, que tuve que dejar por él, mi voluntariado, mis clases de pilates, esas personas que me escuchaban sin cuestionar, que me aconsejan y ayudan sin pedir nada a cambio, me entendían, eran mi gran abrazo… a todos ellos tuve que decirles adiós, con el tiempo, aunque intentaron seguir el contacto, me aleja, me tuve que olvidar de ell@s, por su bienestar y el mío. Un día desperté, desperté después de una paliza, estar horas inconsciente, amoratada, adolorida… con una determinación y decisión firme sin saber porque… me vino a la memoria una cabaña, ¿real, ficticia? lo ignoraba. Fuera estaba nevando con fuerza, la temperatura bajaba en picado, sin tardar en llegar a los menos grados. Eso no me detuvo, estaba como hipnotizada… Empecé a caminar con paso decisivo, tenía el viento en contra, toda la nieve que me arropaba, pero yo no me detenía. Dos caminos, un cartel en el camino de la izquierda “El refugio” me fregue los ojos, la misma lectura, seguía el camino de la izquierda. No sabía que encontraría, pero no podía ser peor de donde venía. Paso a paso, me estaba congelando, sentía, el aire cortante, traspasando mi piel, mis músculos, llegando a mis huesos. Cai, el viento frío era como si me diera otro puñetazo en el estómago. Un ring de boxeo, yo contra el frío intenso… me recordó el libro que estaba leyendo “la cabaña” a lo lejos unas luces me deslumbraron… solo un esfuerzo más me encaminé asta allí… ¡Una Cabaña! ¿Me encontraría a Dios, Jesús, el Espíritu Santo dentro? Con el corazón congelado y temblando, entre en ella…
Las luces estaban apagadas, pero la claridad de una gran chimenea me daba la bienvenida, no pude evitar decir “¿Hola? ¿Hay alguien ahí?” No se que me aterrorizaba más el escuchar o no escuchar respuesta… del frío bajo cero, al calor de aquella pequeña sala, en el centro de la pared de enfrente, había un gran espejo ovalado, las siguientes frases a los lados, “¿Quién eres? ¿Dónde está tu refugio?” al fondo se escuchaba como si una sintonía de radio la canción de Shrek el ogro verde “Aleluya” me al lado de la chimenea, sin ser consciente, cascadas de lágrimas descendían por mis mejillas, intenté calmar mi ansiedad, mi respiración normalizar.
Crecí en un lugar tóxico, violento, desestructurado, normalice lo que no era normal, me inculcaron debilidad, me anulan como persona, siguiendo esa cadena, volví a iniciar en la misma energía… vuelve al inicio, haz un reset… recuerda quien eres y cual es tu refugio, normalice refugio, toxicidad, ansiedad... Acepté lo que mi padre machista, enfermo me etiquetaba, acepte, lo que veía de aquella que me dió la vida, aceptó la situación como normalidad elimine, el verdadero refugio…. aquellas personas que me aceptaban, que me escuchaban, que me valoraban, que me ayudaban, que veían mi verdadero yo, mi verdadera esencia, no somos lo que dicen de nosotros, somos lo que enfrentamos a pesar de los miedos, de las circunstancia… encuentra tu esencia… eres única, especial, encuentra tu fuerza, pero antes encuentra tu esencia… encuentrala…
Abrí los ojos, el día se había hecho noche, la noche, día, el frío intenso había pasado de largo dando paso, a un sol cálido… la nieve se había derretido en segundos, montones de animales vinieron acompañarme, como si de un dibujo Disney me se tratará. La paz, se apoderó de la ansiedad, la valentía del miedo… todo estaría bien…
Desperté en mitad de la nieve, más congelada que humana… No estaba sola, venía un equipo de salvamento a mi rescate… ¿Estaba inconsciente? ¿Todo lo he soñado? no tardé en volver a quedar inconsciente, recordar ese camino de paz, con todo tuve un encuentro sobrenatural, que me llevó a accionar… mirando hacia el cielo, o ese mar inmenso, abrazando ese árbol, grande, fuerte, solo pude agradecer ese despertar…. Ya tuve fuerzas, capacidad, para entender, dejar atrás, volver a empezar, recordar quien soy, mis debilidades, pero también fortalezas, dones, los tengo aunque me los han recordado… soy fuerte, valiente, mi mayor virtud la determinación, mi mayor don… Estas líneas son testigos, para que nadie más vuelva a ser víctima, todos, todas, sean dueños, dueñas, de su propio camino, de su propio destino, puedas, ser capaces de volver hacia adentro, hasta su yo más interno, su refugio más esperado, que siempre que lo necesité ahí esté para abrazarte una vez más….
Escrito: 09 de noviembre del 2025
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