Cuando pasa lo divertido, esa
adrenalina que te hace tocar el cielo, que te hace hacer las más grandes
barbaridades y estupideces, eres consciente de la otra cara, la gran realidad,
que estás viviendo, aunque te parezca una pesadilla, es real, e inicia en tu
mente, en ese pozo sin fondo que caes, como si la muerte, te acechara, ahí
estuviera de cara, cada vez más, y más cerca, como si a tu vida pusieras fin.
Caer en ese pozo, caer en ese vacío,
totalmente oscuro y negro, solo sientes, que caes y caes más abajo, cuando al
fin llegas al suelo, eres consciente, que ese solo es principio, del torbellino
que has causado… Te sientes ido, como un zombie viviente, te olvidas de todo,
no te acuerdas de nada, el desastre está a tu alrededor, y tu pasas de todos….
Cometes los mil y un delitos… ya que no es una simple resaca, el demonio te
está dominando, no, no te rias, es real, su hija te ha conquistado, ahora estás
pasando la factura… ¿cuantas mas como está podrás soportar?
No es una resaca, que tomas un
ibuprofeno, dejas pasar unas horas, ya vuelves a estar como nuevo, no es un mal
viaje, que también puede ser una pesadilla, insoportable, esos viajes en el tiempo,
y esos tumbos cerebrales que no dejas de preguntarte… ¿Cuándo acabará esto? ¿Y si
esto no para nunca? ¿Si está pesadilla es para siempre? Pero si logras dormir
un rato, ya todo pasa, has aprendido lo peligroso de la marihuana… ya vas de
puntillas al querer volver intentarlo… La cocaína no es distinta a todo,
realmente las primeras veces no hay efecto negativo, lo llaman “luna de miel”, al
contrario, todo es subidón y fiestón, pensaréis “la droga perfecta” por ello, siempre
vais a querer más… esa tipa, sabe jugar demasiado bien, sus cartas, pero por
algo la está dentro del colectivo “drogas duras” poco a poco tu mente, no
dejará de pensar en ella, y querer más y más…
Llegará un punto no muy lejano,
que dejará de ser divertido, o lo divertido ya no compensa para nada, la
pesadilla que llega detrás, como bien he expuesto…. Primero caes en ese pozo
sin fondo, sin fin ninguno, que solo te quieres morir, la ansiedad que te
invade es un infierno, si hay medicamentos, pero llegado a un punto ni esos te
hacen el efecto, nada puede evitar, en ese oscuro pozo que caes, de sufrimiento
mental y soledad… Como bien he dicho la cocaína, no es alcohol, ni maría… no se
te pasa en un rato de haber descansado, no, ya que después de esa pesadilla mental, que
solo quería ver la muerte llegar, sigues en un estado de zombie viviente, todo
te da igual, no le das mucha importancia, a los de tu alrededor, o situaciones
que conlleva, como la familia, padres, hijos, olvidas todas ellas, incluso, si
hay alguna situación, complicada, o el trabajo, puedes cometer los 1001 errores
y más… eres el pasot@ número uno, todo por ella, por lo innombrable, venida del
inframundo, hija del mismísimo diablo, llamado Satanás.
Cuando al fin empiezas a reaccionar,
del gran huracán que tu mismo has formado, no se trata de horas, te hablo de
varios días después… Tu cabeza, tu subconsciente te traiciona, te vuelve a ella
a la cabeza, la ansiedad de consumir regresa como la fuerza, del rugir de un león,
algo que es superior a ti, muy insoportable de aguantar… Ella, la droga dura,
se mete en tu cerebro, te hace olvidar todo lo negativo que provoca, transmitiendo
solo lo “bueno, lo positivo” que dices “sí, si vamos a hacerlo, vamos a drogarnos”
Pero lee bien atentamente lo que
te digo llegará un punto cercano, que ni lo “divertido” valdrá la pena… porque
las horas pasarán, y solo dirás ¿Por qué nos hemos drogado? ¿Qué utilidad hemos
realizado? Si ya cuando empezaba lo bueno, llegó la paranoia, hermana gemela de
la cocaína, parecía que todo un universo estaba con nosotros allá, juzgándonos para
mal, así perdí las horas de drogadicción, por más que me metía, la paranoia,
era superior, haciendo imposible el disfrute de lo inicial, ya nada tenía
sentido, no valía ninguna pena consumir, pero no podía dejar de hacerlo… era
consciente que aquello estaba matando a mi cerebro, a mis órganos internos, a
mi corazón, por cada raya que me metía, más debilitados estaban, la cuenta
atrás ya había iniciado… Tenía una familia que sacar adelante, un hijo de apenas
dos años, que deseaba pasar tiempo con su papá, pero yo prefería la cocaína… minuto
a minuto, hora a hora, día a día, fui abandonando todo, dinero que entraba, me
lo gastaba en droga, no tenía ni para comer, ni pañales para mi hij@, pero para drogarme si, para
matarme si… hasta el día, que el “Tic -tac” llegó a cero, no moví ni un dedo
para remediarlo, que mi corazón no aguanto, solo con una sola raya de cocaína, la exploto,
yo muerto en el arcén… dejando desamparados, a mi esposa, a mi hijo, que en el último
tiempo, ni un te quiero les pronuncié, todo el cariño, toda la atención, se la
di al demonio, no era consciente que estaba alimentando a mi propia muerte,
asta que peté, dejando desamparados, a quien mas me amaba y me necesitaban.
¿Y todo para qué? Me preguntaré,
cuando ya sea demasiado tarde, ¿Qué provecho le he sacado? Seré consciente que
ninguno, que ningún momento bueno he pasado con aquella, que intercambié por mi
hijo, era quien más me necesitaba ¿y todo para qué? Quizás al principio de los
principios si, y con eso juega esa diabla, que hace que no puedas parar de
consumir, pero en realidad, solo es un espejismo, un caminito de espinas, con
disfraz de rosas, que te lleva a tu tumba, o en lo mejor de los casos, en la
calle desamparado, sin trabajo, sin casa, sin familia, solo y abandonado, en la
calle, arropado por un cartón viejo… con mil lamentaciones, por no haber parado…
Cuando estás en ese principio “Por un par de rayas no pasará nada” Recordar, que el demonio es muy sabio, el subconsciente, en estos casos es el demonio… Esas dos rayas de cocaína, será el principio del fin. Sin poder parar, sin vuelta atrás.
NO AUTOBIOGRÁFICO
Escrito: 23 de octubre del 2021
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