A ti, que solo hace dos meses que conoces a mi niña, aquella que va a tu misma clase, aquella que, desde el primer instante, tú la saludaste. No te importo su silla de ruedas, no te importo, su discapacidad, tu feliz, te levantes, y te presentaste.
Era una niña nueva, con una condición que pocos de tu generación tienen conciencia, todos salieron corriendo al recreo cuando el timbre sonó, pero tú no, con tranquilidad te acercaste a esa niña nueva, la esperaste, para ayudarla, para empujar su silla de ruedas.
Desde ese momento, iniciasteis una linda amistad, siempre me habla de ti, se la ve tan feliz, tan ilusionada, nunca, jamás la había visto así. Siempre se ha sentido, diferente, inferior a los otros niños, por su discapacidad, ellos no entienden esa parte, dejan de lado a mi pequeña, que solo quiere jugar, hacer amigos, pero solo consigue lágrimas, por verse sola y desamparada.
Tú rompiste ese ideal, esa poca estima que se tenía a sí misma, sé que solo eres un niño, es así tu forma de ser, pero lo que estás haciendo por mi niña, es muy grande, te estaré eternamente agradecida.
Antes de conocerte siempre lloraba para ir al colegio, no le gustaba, ya que sus compañeros, no entendían la discapacidad, se burlaban de ella por tener ruedas que hacen de piernas, sé que tu hermano mayor, también tiene discapacidad, solo quizás por eso, entiendes la realidad, la ves como la persona que es y no la discapacidad que poseé.
Eres muy considerado y atento con ella, a menudo, junto con tus papás vamos al parque a jugar, me fijo como la cuidas, como la proteges, sinceramente nunca la he visto tan feliz, ni segura de sí misma, todo es gracias a ti, por eso estas líneas, donde su mensaje es claro, de total agradecimiento, porque lo haces sin pensar, de tu corazón puro, total sin maldad.
No importa que los demás la excluyan, tu siempre ahí estás, defendiéndola, y dándole su lugar, si hay algún juego que le sea complicado, tú lo haces accesible para que tu amiga, también pueda participar, como todos los demás.
El otro día le regalaste una rosa, le distes un beso en la mejilla, por nada en especial, solo porque te apetecía, realmente me emocionó, ya no digo nada de ella. Sé que sois niños, solo tenéis nueve años, pero creo que el amor, fluye en el aire, amor de verdad, no como muchos adultos lo hacen ver, para nada pensáis en el sexo, sino en la sexualidad que tiene cada ser humano.
Es hermoso, muy hermoso ver a mi hija con discapacidad, contenta, feliz, disfrutando de su niñez, con un amigo como tú, por eso estas líneas, para agradecértelo con toda mi alma, no cambies nunca, no dejes, que la etapa complicada de la adolescencia, cambie, ese corazón puro que tienes, que nadie te influya para lo contrario.
Sé que ahora eres muy pequeño para entenderlo, ojalá que tus papás te guarden este escrito, para cuando crezcas, seas consciente el como has ayudado, como has cambiado, a una niña que te admira, que te quiere. Muchísimas gracias, por querer, cuidar y proteger tanto a mi hija con discapacidad, te estoy eternamente agradecida sé que ella también lo está. Gracias.
Escrito: 03 de febrero del 2016
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