Paparruchas, aquí todos me
quieres asesinar, por querer tener conmigo a la princesa, que la quiero como
una hija, la hija que realmente es… Ella quería estar en el pueblo, muy a mi
pesar, accedí, porque es mi hija, porque la quiero, ahora ella volvió a mi, ¡oh
que feliz! Llega este caballero andante, protegido con una buena armadura, lo
peor con una espada como cabeza, me siento intimidado, me siento amenazado… y
se sienten amenazados, horrorizados, porque lanzo mi fuego ¿Qué pretenden? Si ellos
me están amenazando con espadas y antorchas encendidas…
Porque me atacan a mí, es mi
hija, no quiero hacerle ningún daño… ¿y tú caballero andante? ¿puedo decir lo
mismo de ti? Tu armadura, no me impresiona, he visto muchos tipos como tú,
caballeros, héroes, convertidos, en ogros violentos, y asesinos, es muy fácil esconderse
bajo esas ropas, es más contra más escondidos están, más ocultan aún más atacar,
sin conocer la realidad de su oponente, eso me recuerda, a mi amigo el lobo, siempre
es el malo, en todas las leyendas ¿A alguien le ha interesado su versión de la
historia? No, es más fácil, discriminar y destruir… como estáis haciendo
conmigo, ¿por qué? ¿por querer proteger a mi hija? Es irónico, vosotros la
queréis proteger de mi, y yo de vosotros… la pregunta es…. ¿Realmente, hay algo
de que proteger?
Veo a mi hija, está atemorizada, “el
corazón, tiene razones, que la razón no entiende” el amor de su vida, y su
padre peleándose a muerte, para ella, para protegerla, ¿de qué o de quién?
¿realmente vale la pena todo esto? Personalmente he visto muchos caballeros,
convertirse en ranas o peor en monstruos diabólicos, ¿pero este tal Jorge? Tal vez
sea la diferencia, aunque soy yo el que rodeado de armas violentas… Pido
tregua, por mi niña, la estamos destrozando con todo esto, no se supone, ¿qué
estamos intentado protegerla? Me relajo, apago las llamas de mi alrededor, doy
un suspiro de tregua, ella, mi niña, corre a sus brazos, se abrazan, se besan… mis
ojos son testigos, como todos bajan las armas, se relajan, el caballero, también
tira su espada, se quita su casco, al fin veo su rostro… es hermoso, se me acerca, me hace reverencia, me ofrece su
mano, para estrechármela, le muestro sonrisa, mi niña corre a mí, me abraza
entre lágrimas de felicidad.
A veces nada es lo que parece,
las guerras aun complican más las cosas, tregua, paz, poco a poco se verá, el
camino se hará.
Escrito: 21 de abril del 2023
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