Dejaba atrás la primaria, faltaba días para iniciar la secundaria, yo tuve que ir al instituto, habíamos quedado con el psicólogo de allí, para que nos enseñaran (a mi madre y a mi) el edificio y también conoceríamos a quien sería mi tut@r. Yo estaba convencida que sería mujer, como estaba acostumbrada, cuál fue mi sorpresa, al verificar, que un hombre era el responsable de ese curso. Pensé "vaya rollo, un hombre" y me decepcioné bastante. El primer día de la secundaria, es un día emocionante, al mismo tiempo que intrigante, nuevo centro, nuevos compañeros, nuevo de todo. Dejamos atrás la primaría pasando a otra etapa superior. Recuerdo que me encontraba en el gimnasio, como todos aquellos chicos y chicas de no más de 12 años, que esperaban impacientes. Yo era la única afortunada, que sabía que tutor me pre tocaba, por lo que pude observar, era el único hombre, todos los demás eran mujeres. Por mi parte, allí me encontraba en soledad, esperando lo escuchado, pude ver a mis compañeros de la primaria, pero ninguno se acercó a saludarme, a todos les bastaron desde la distancia. Solo una, se sentó a mi lado, ella fue Patricia, Patri, la llamábamos.
Mi tutor, Joan Figa, se acercó y le pidió el nombre, yo no sé si ya estaba pensado o no, pero Patri, fue mi compañera de clase. Ese primer día fue novedoso. Al salir al recreo me ajunté con Neus y sus amigas, llegó la hora de volver, realmente no recordaba donde estaba mi clase ¡me había perdido! Cuando apareció Patri "Vane que el profe, me ha dicho que venga a buscarte" "ai es que no sé donde está la clase" ya me quede con ella, y juntas volvimos a clase "¿y qué le digo al profe?" pregunte asustada "pues la verdad, que te has perdido" entré avergonzada sin saber que decir y él mismo me ayudó "¿qué te has perdido?" Era un profesor, con rostro de duro, mi compañera de mesa, Patri, le tenía miedo "oye Vanesa, díselo tu porfa" pero era un cordero, en piel de lobo, lo único que le interesa, es que le respetáramos, por eso esa dureza en su rostro.
Empecé a conocerle mejor, cuando mi madre, se embarazo de mi hermana, tuvo un embarazo difícil, en el que le obligaban a mucho reposo, yo tuve que irme un tiempo a casa de mis tías. Neus cada mañana me debía llevar a clase. El problema eran los viernes, ella empezaba una hora antes que yo, ¿Qué hacer conmigo? No le quedaba otra que llevarme con ella una hora antes. Se dirigió directamente a sala de profesores, a ver si me podía quedar allí. Mi tutor, se sorprendió y sobresaltó al verme allí, tan temprano. Se ofreció para quedarse conmigo en esa hora suelta. Íbamos a su despacho, y allí hacía tarea que me faltaba por acabar. Mi madre aun no quería que dijéramos que estaba embarazada, así que me invente, que no se encontraba bien "cosas de mujeres tendrá" me decía él entre una sonrisa picara. Cuando al fin le confesé el estado de mi madre, se alegro muchísimo "ya me lo imaginaba yo" a media mañana todo el profesorado ya se había enterado, por él claro.
Ese curso termino, otro nuevo empezó, yo deseaba que él fuera mi tutor, pero no, me toco otro, hombre también, aunque Juan Figa lo teníamos en sociales, yo que me alegraba de tenerle como profesor. Aunque también me acompañaba de tanto los demás hacían ejerció. Tres horas más a la semana. 1. Hacíamos tarea de sociales 2. Informatica 3. Saliamos a caminar, por todo el instituto. El convenció al instituto para que me compraran unos bastones y un caminador que me hacían falta, para andar por allá. Nosotros no tuvimos que pagar ni un céntimo. Cuando nació mi hermana, fue uno de los primeros a los que se lo dije. Recuerdo que en una de esas clases que teníamos él y yo, le comente, que me había dejado el dinero en casa, para comprar el almuerzo. El se ofreció para comprármelo y sin derecho a devolver el dinero. "paso más tiempo contigo que con mi mujer, al final se pondrá celosa" me decía entre risas. Pocas veces me decía por mi nombre, en muchas ocasiones “pequeña” “artista” cuando hablábamos de mi hermana era “el trasto” Ya que no paraba quieta ni un momento. Tanto que lamenté al principio de tenerle como profesor, y ahora deseaba que siempre estuviera allí. Recuerdo una navidad, hicimos el amigo invisible en clase, y a mi me regalaron una vela de colores, al ver a Joan Figa, se la fui a enseñar con alegría. Él la sostuvo en sus manos "oh gracias Vanesa, es preciosa" me besó en la mejilla ¡pensaba que era para él! "la pondré sobre el mueble del comedor, quedara muy bien" Yo miré a Patri, sin saber cómo decir al profe que la vela era mía "bueno, es que la vela es de la Vanesa, veníamos a mostrársela" hablo Patri "¡ah! Claro, claro yo ya lo sabía, solo esta bromeando" su cara se enrojeció como un tomate, estaba claro que no lo sabía, se pensó que la vela era para él. Eso sí, nunca se ponía enfermo, jamás faltaba a clase, y bueno que faltara un día no iría mal, ya sabéis porque así, no se hacía nada, pero maldije ese deseo, al ver, que pasaba las semanas, ese hombre no volvía ¡hasta tenía una sustituta y todo! Un día le pregunte a esa profesora, porque no me creía que esa ausencia, era por una bajada de tensión ¡me lo confeso! ¡Había tenido una embolia cerebral! Llegué a casa llorando, de verdad le había cogido mucho cariño a ese profesor. 1 vez, en sus clases, Joan Figa, nos hizo mandarle una carta a su casa, como actividad, ya que también era nuestro profesor de castellano en primero de secundaria. Así que aproveche esa dirección para mandarle una carta, mostrándole mi preocupación ¡el me la respondió! De esa forma empecemos a cartearnos, cada 2 meses yo le mandaba una carta, él me la respondía. La verdad, es que me sentía súper contenta, de poder tener comunicación con este hombre, así seguimos durante dos años… ya después poco a poco la cosa se fue enfriando, ya no nos escribimos, pero tengo su número de teléfono, de tanto en tanto, le llamo, él me visita, donde trabajo, donde hablamos durante un ratito.
Escrito: 26 de abril del 2012
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