El niño que un día fui,
Le gustaba reír,
Reía cada día,
A carcajada.
El niño que un día fui,
Era extrovertido,
Y a vez tímido,
Pero ante todo educado.
El niño que un día fui,
No le importaba caer,
Siempre lo intentaba una y otra vez,
Hasta quedarse de pie.
El niño que un día fui,
No le importaba la diversidad,
Le gustaba,
Aprendía de ella,
Formaba una gran amistad.
El niño que un día fui,
No entendía de rencores,
Le encantaba ayudar,
Y perdonaba sin pensar.
El niño que un día fui,
No se dejaba llevar por los problemas,
Los solucionaba sin más,
Enseguida volvía la amistad, y ha jugar.
El niño que un día fui,
¿Dónde fue?
¿Qué pasó?
¿Para tan grande cambio?
Los golpes de la vida son duros,
La inocencia infantil se pierde,
Dando paso,
A un adulto diferente.
A veces extraño,
A ese niño que un día fui,
Esa alegría,
Esa mente curiosa,
Ese espíritu extrovertido,
Ese afán de superación.
En ocasiones,
Suplico que vuelva,
Para aprender un poco más,
De ese niño que un día fui,
Que ya no volverá.
Escrito: 21 de agosto del 2013
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