Crecí en un lugar machista, crecí, siendo testigo de violencia de genero, el como mi padre, pegaba palizas y abusaba de mi madre, y yo misma fui victima, de violencia física, cuando aquel que me engendró, me atrapaba, insultaba y pegaba o cuando intentaba defender, proteger a mi madre.
“Mami, por que no nos vamos de casa” “Papi, es malo” Le suplicaba, ella respondía “No es malo, él es muy buen hombre, solo ha tenido un mal día, y lo paga con nosotras” Yo la creía.
A medida que crecí, era consciente que lo que sentía mi padre por nosotras, sobretodo por mi madre, era de todo menos amor, porque cuando alguien ama, eso da amor, y no violencia, tenía clarísimo que mi padre no amaba, me prometí a mi misma, que jamás yo iba a permitir que ningún hombre me hiciera lo que mi padre, le hizo a mi madre.
Crecí, conocí, al chico perfecto, era amable, atento, se preocupaba por mi, me hacía reír, nada que ver con mi padre, me enamoré al instante, solo era un tanto celoso, pero ya que, no existe el hombre perfecto, pero para mi, si que lo era, esa celosía me atraía.
Un día, ya hacía 6 meses que vivíamos juntos, salí con mis amigos a cenar, también iban las parejas, así que fuimos juntos, el camarero del lugar somos muy buenos amigos, desde hace mucho tiempo, había gran confianza. Ya de vuelta a casa, lo sentía mas callado, más serio, me empezó a recriminar la atención que le había dado a mi amigo camarero, yo intenté hacerle ver, la realidad, que solo eramos amigos que no había motivos para preocuparse, pero él no me escuchaba, solo me gritaba, dándome una sonora bofetada, la cosa no acabó ahí..... Al llegar, ha cerrarse la puerta me cogió del pelo, me empotró contra la pared, y me bofeteó una, dos, tres, tantas más que perdí la cuenta, saliendo después de la casa, dando un portazo, yo me quede sola, tirada en el suelo, llorando desconsolada, me dolía más su enfado, que no, los golpes, que me acababa de dar.
Ya en frío, me puse a reflexionar, quizás si fue culpa mía, que inconscientemente coqueteé he hice mal, interpretar la situación.... De alguna forma, justificaba esa violencia, que hubo a puerta cerrada.
No pasaron mas de quince días, cuando el reloj marcaba mas de las diez de la noche, mi esposo aun no llegaba a casa, por más que le telefoneé solo me daba tono, me llegué a preocupar, e inconscientemente me quedé dormida en el sofá. Solo escuchar las llaves, me desperté, ya había llegado, eran cera las dos de la mañana, llegaba muy bebido, gritando, y mal humorado, se enfureció aun más, cuando descubrió que su cena, se había enfriado, vino a por mi, me empezó a golpear, cada vez con mas fuerza, y más y más fuerza, le supliqué que me dejará, que lo sentía, pero él no paraba, me empotro contra el suelo, me arrancó la falda y me forzó sexualmente, por más que lloré, por más que supliqué, que se detuviera, él no me escuchaba, después de aquello, me dejó adolorida, tirada en el suelo, él, se fue a dormir, me quedé allí estirada, temblando, no me atrevía ni a moverme, y por más que intenté que mi cerebro desconectara, este se negaba hacerlo, no logré dormir ni un solo minuto. Lo que acababa de vivir.... ¿Era real? ¿O una pesadilla? Sí, debía ser una pesadilla aquel no era el hombre del que me enamoré, debía ser el alcohol, porque él no es así, pero a la misma, aquello pasaba de lo tolerable, debía ir a la policía, debía denunciar, sobretodo porque aquello fue diario, pero me negaba a ello, él no era así, yo lo sabía, lo amaba, más que ha a mi vida. Sé que no debería permitir eso, por respeto a mi misma, a todas las mujeres del mundo, pero lo amaba, lo amo, antes muerta, que sin él.
Fue entonces, que empecé a comprender, mi pasado, el como actuaba mi madre, el porque no dejaba al alcohólico y violento de mi padre, lo amaba, amaba al hombre que la enamoró, no era consciente que ese hombre no existía, al menos ya no, sin ser consciente, yo estaba actuando como ella, no podía, no era capaz de detenerle, prefería eso que perderle para siempre, porque sabía que él no era así, en el fondo era culpa mía, porque yo le provocaba. Era incapaz de salir de ese bucle.
Aquí estoy hoy, después de meses, después de años, tengo la cabeza sangrando, me rodea un charco de sangre, se me van las fuerzas, estoy mareada, tengo mucho frío, tengo mucho sueño, otra paliza, la mas potente de todas, no creo que viva para contarlo, estas serán mis últimas palabras. A la violencia de genero tolerancia cero, quien pega una vez, no va a cambiar, lo hará dos y tres, no se detendrá asta matarte, no te calles, no se lo permitas, no seas como yo, para mi ya es tarde, pero tú, mujer, aun estás a tiempo, valórate, hazte respetar, tu vales mucho, que ningún hombre, te haga dudar de ello, sé valiente, él no va a cambiar.... ¡Suerte!
No autobiográfico
Escrito: 28 de septiembre del 2018
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