Es curioso como pasa todo, todo
llega, todo se va, todo es temporal, que real ese pasaje bíblico, todo tiene su
tiempo, su lugar…
Tanto que lloré, que me apené,
tanto que maldije a la vida, tanto que odiaba a mi soledad, que al final acabe
viviendo y disfrutando demasiado, que afloró, una pena del alma se hizo visible
al mundo exterior, también acabe detestando esa parte, pero todo ello, era
necesario, lo bueno. Lo fantástico, lo malo, lo horrible, era necesario para
ser hoy quien soy…
Días de carnaval... de ahí inicia
estas líneas de arriba, tanto que deseé, tanto que viví, tanto que detesté,
para llegar hoy, a la paz, bueno no voy a decir que me fascina ver gente alcoholizada,
en aquel pozo, que un día yo estuve, gracias a Dios estoy saliendo, pero ya lo
llevo mucho mejor, viendo a testimonios con los años mucho mejor.
Días de carnaval... ya no quiero
fiestas, ni lujuria, tampoco esconderme en casa e ignorar todo mi alrededor
tampoco es eso, ya hoy, sigo con la paz, disfrutarlo como madre, con mi pequeña
gran guerrera, en las fiestas infantiles, los comercios disfrazados, incluso
alguna comida nos ha invitado a las dos, sí me disfrazaré. Un disfraz
tranquilo, no necesito más, lo justo para no destacar, por no ir disfrazada.
Después ver la rua de carrozas, mi niña se llene de confeti, ya no pido más. Me
siento bien, preparada para estos días, incluso incluida, por esta comida que
me han hecho parte del equipo (no es la primera vez) realmente me siento muy
agradecida, con todos ellos, y con un padre bondadoso, que lo ha hecho posible.
Días de carnaval... días en que
ayer, todo era desesperación, la desesperación te lleva a la locura, la locura
al arrepentimiento. Hoy, días de agradecer por el ayer, el hoy que soy, no se
trata de maldecir y huir, sino coger solo que necesitas aprovecharlo a tope.
Escrito: 06 de febrero del 2024
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