El segundo mandamiento, como la
biblia da a conocer… De eso trata este artículo… es que, reflexionando, la
frase me ha salido sola, y la reflexión detrás de está…
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”
que buena frase aún más para analizar. Generalmente, las personas con
discapacidad destacamos, por baja autoestima, es decir, que los primeros que
nos minusvalizamos, discapacitamos, y nos creemos de menos, somos nosotros
mismos, ¿Y si ese es el amor, que tenemos hacía nosotros… ¿cómo amar a otro ser
humano? ¿Cómo amar a nuestro prójimo”
La autoestima, es un tema muy
amplio, pero es algo que nos falta aquellos que tenemos una discapacidad, autoestima,
y hablo de primera mano, se supone, que llevo décadas afrontando ese tema, algo
que estaba en la certeza que tenía superado, es venir a la mente, el primer
mandamiento que Dios, le dejó a Moises “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y
ya me tambalea, todos mis esquemas.
Gracias a Dios, a pesar de todas
las dificultades, de nadar a contracorriente, he podido salir adelante, he
podido vivir, conocer, tener la oportunidad de romper tabúes… de ser una
guerrera contra viento y marea, salir nadando, en una sociedad, discapacitada….
Aun y así cuando me dicen “Eres una guerrera” “Eres un ejemplo que seguir” “Ole
tú” no me lo creo, aun yo, me veo pequeña, a pesar que tengo un poderoso gigante, que no me deja de acompañar y afirmar, lo que en el fondo ya se, solo tengo que creermelo de una vez porque sino... ¿cómo voy a amar a mi prójimo,
si no soy capaz de amarme a mí misma?
Esto es como un pez que se muerde
la cola, una sociedad que discapacita, minusválida, incluso la propia familia, ¿Qué
clase de autoestima, va ha tener la persona con discapacidad hacía él mismo? ¿Aun
con más razón, como va a poder amar a otro ser, si no se ama así mismo? Es más,
esto tiene que ver más, con la familia estrecha, si no ha sido capaz de mostrar
a la persona, lo mucho que vale, no se lo va a creer nunca, a la misma no podrá
amar a nadie más, ya que no es capaz de amarse a sí mismo.
El primer paso, es ser
consciente, el segundo trabajarlo, alimentar esa semilla, llamada autoestima,
en mi caso, como creyente, tengo, bastante lectura, para curar esa herida, ese
libro de ley, la palabra de aquel, que murió en la cruz, me acompaña día sí,
día también, me recuerda que soy una guerrera, pero si yo soy incapaz de creérmelo,
¿cómo voy a ayudar a otros…? Es demasiado extenso el camino… pero ahí voy paso
a pasito, avanzando… Me siento como Jeremías "Señor no se hablar soy un niño" "No digas que eres un niño, porque a todo lo que te envié irás tú, y dirás todo lo que te mande" o como Josué siempre acompañado de Jehová, con él la victoria.
Escrito: 07 de noviembre del 2023
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