El tiempo pasaba, después de esa confesión de Andoni, nuestra amistad, se había enfriado, de hablar cada día y durante horas, hablar una vez por semana y media horita. Yo entendía, veía normal, que claro, teniendo a su novia, ya el Messenger pasaba a ser algo, a segundo termino, aunque eso era para mi, como si me arrebataran algo de mi interior… ¿pero que podía hacer? Él amaba a ella. A los 6 meses me la presento en el que me dije "si me presenta a la persona que más quiere es que realmente soy su amiga" pero también pensé "¡oh no! Mi rival…" sin aviso me entró un sudor frío. Realmente la chica parecía simpática…
Seguía entrando al chat Terra, esperar encontrar otra amistad igual, otro chico como Andoni, si bien encontré a uno, podía encontrar a otro igual, pero la realidad era distinta, la cosa se complicaba, si no me encontraba pervertidos, dejaban de hablarme, desaparecían en cuanto se enteraban de la discapacidad ¿tanto cambiaba mi propio yo por ese echo?
Conocí a un chico de Valencia, estábamos a 4 o 5 horas de distancia en coche, se llamaba Blai, parecía un chico bien, bastante tímido, eso si, pero no le importó mi discapacidad, no tardemos en ir a Mesenger, allí iniciemos una amistad, no tardo en decirme, que me vendría a visitar. Quedemos que nos encontraríamos en la calle, en el Capravo (supermercado) del pueblo, ya que tenía mi punto de venta allá. Sí, si encontré un trabajo en la ONCE (organización nacional de ciegos españoles) Que también contratan a personas con otras discapacidades para la venta del cupón.
Realmente sentía, que mi corazón iba a traspasar mi pecho, cada movimiento me sobresaltaba, era la primera vez que quedaba con alguien de un chat, realmente todo mi cuerpo temblaba de los nervios. Sin aviso alguien nombro mi nombre ¡era él! ¡Blai! Nos dimos dos besos, lo primero que hizo él fue ir a desayunar a un bar cercano, supongo para no interrumpirme en mi trabajo. Media hora más tarde, ya volvía a estar junto a mi, espero de pie a mi lado. Mi clientela, lo miraban, estaban convencidos, que éramos más que amigos, no se creían mucho eso de la amistad.
Llego la una, hora de plegar, junto a Blai me dirigí a lo que por entonces era mi casa. Mis padres ya estaban informados, no les extraño, que apareciera con él. De tanto yo arreglaba cuatro cosas, él acepto la invitación de mis padres, y se sentó en el sofá con una Fanta en mano. Tras un rato de conversación, Blai y yo salimos a comer fuera, claro que no nos alejemos mucho, entremos a un bar cercano, y allá comimos entre risas y charlas.
Eran las cuatro de la tarde cuando Blai ya decidió coger camino en busca del coche (que estaba donde lo aparco por la mañana, donde mi trabajo) para regresar poco a poco a Castellón (Valencia) Lo acompañé asta el coche, donde estuvimos hablando un rato, antes de que se fuera.
Fui testigo como el coche se alejaba, un sentimiento de tristeza me invadió, esas horas que se perdió la monotonía habían sido tan fugaces… ahora ya volvía conmigo mi fiel amiga… la soledad
Escrito: 15 de agosto del 2012
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