En el mundo de los sueños, habían
llegado los robos, los destrozos, el mal adueñaba el mundo. Lobo, paseaba por
el mercado, necesitaba comprar sus verduras, para hacer un buen caldo. Ya que
él la carne la detestaba, había escuchado rumores, de que los lobos eran
asesinados, por matar vidas. No podía entender porque el lobo siempre era el
malo de los cuentos, no podía comprender porque nadie escuchaba la versión de
los lobos, que eran condenados sin ningún juicio…
No hacía mucho que había llegado
a ese país. Siempre le había gustado viajar, conocer lugares, tradiciones, él
era buen rostro, simpatía, él no sabía fingir, le encantaba ayudar a quien más
lo necesitaba, era amigo de todo a quien conocía, no había lugar para el odio
en su corazón. Demasiado inocentón le nombraban los pocos amigos que le habían
dado una oportunidad.
Aquella mañana el mercado andaba
revuelto, los agentes de policías patrullaban nerviosos. Lobo no entendía, pero
bien acababa de llegar, debía comprar unas verduras para su caldo vegetariano.
La gente le miraban extraño, tenía la impresión de que se alejaban de él ¿por
qué lo harían si no le conocían de nada? Pero a la misma ya estaba acostumbrado
a ello, solo por haber nacido lobo, no pudo evitar desanimarse, pero no por
ello iba a dejar de comprar.
- Hola ¿Qué
tal? ¿Eres nuevo verdad? -No se lo podía creer un corderito, le estaba hablando
amistosamente.
- Disculpa…
¿Me hablas a mi? -el corderito afirmo con una sonrisa de oreja a oreja -No
entiendo… soy un lobo ¿No me tienes miedo?
- ¿Por qué?
Ven te presentaré a mis amigos -y el lobo sin pensarlo le acompañó sintiéndose
conmovido. Él corderito, le presentó a sus cinco amigos, ninguno salió
corriendo, el lobo se sentía feliz. Iniciaron una amistad verdadera se veían
cada día, sino iban a casa de algún corderito, los corderitos iban a la casa
del lobo… los de alrededor no entendían, “cuidado que el lobo os comerá cuando
menos lo esperéis” se escuchaba a menudo…
Los delitos seguían sucediendo,
cada vez el lobo era más mal mirado… Todo empeoró cuando se encontró objetos
robados en casa del lobo, ahora ya todos señalaban a lobo, suerte que las leyes
habían cambiado, necesitaba pasar por un juicio en el que podría defenderse…
mientras tanto debería encontrar al verdadero responsable antes que le llegara
una injusta condena ¿Por qué tenía que ser un lobo quien destrozara la casa de
los cerditos? No todos los lobos eran asesinos, él no lo era… pero la condena
ya estaba puesta…
Los días pasaban, la situación no
mejoraba…. Ya empezaron a desaparecer cosas de valor de su propia casa… ¿Cómo
era posible? “Demasiado inocentón”
decían los pocos que realmente le conocían. Quizás tenían razón, e instaló una
cámara de seguridad, bien escondida para que no se notase, después se tuvo que
ausentar parte del día. Al llegar de madrugada a la casa, se la encontró
abierta de par en par, echando en falta los pocos objetos de valor que le
quedaban. No tardó en ir a ver las cámaras, distinguiendo cinco figuras
encapuchadas, eran bajas, llevándose todo lo que encontraban, a una de esas
figuras se le cayó el pasamontaña, para su sorpresa era la oveja, su mejor y
único amigo… no podía creer lo que estaba viendo, la desesperación le pudo… Ya
una vez mas tranquilo, no por ello, menos triste, cogió la cinta, se la llevó a
la policía… estaba claro que él era inocente, enseguida apresaron a las ovejas,
todos se disculparon con lobo, y le felicitaron por capturar a quien ni la
policía pudo atrapar… ¿Quién iba a imaginar que un grupo de “tiernas ovejitas”
¿fueran las responsables de tanta maldad? Las leyendas y los mitos hacen mucho,
apresan a quien es inocente entre tanto los culpables siguen en libertad. Las
apariencias engañan, no todos los lobos comen cabritas, ni todas las cabritas
tienen un espíritu dulce…el león y el cordero gobernarán porque todos tenemos
los dos en nuestro interior, lo importante es que parte alimentas…
Escrito: 25 de abril del 2024
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