Tengo discapacidad ¡¿y qué?! No entiendo eso que tiene que ver, para que tú me discrimines… Sí, sí me discriminas, no dejas de mirarme por lo bajo, como un bicho raro, me impides acceder a lugares, con todas esas escaleras, es aún peor, cuando el propio segurata, me impide la entrada.
¿Qué tan diferente te crees de mí? S¡ ambos vivimos en el mismo barrio, somos compañeros de trabajo, con el mismo cargo. ¿Te has imaginado, como me siento, cuando veo que ya os habéis marchado a tomar algo y no me habéis esperado?
Si, lo sé, tengo discapacidad ¡¿y qué? ¿Has olvidado que he logrado trofeos y medallas, cuando tu ni lo has intentado? Ayudo en las tareas del hogar, y visito el gimnasio cuando puedo.
Tengo dos hijos adorables, y me adoran, mi discapacidad no me impide darles amor, cariño y ser un buen padre. Para ellos la discapacidad es algo normal, para nada me dejan atrás. Su madre, mi esposa es igual, para nada me discrimina, me dio una oportunidad cuando nos conocimos en aquel bar.
Yo he tenido suerte la verdad, conozco mucha gente con discapacidad, que aún está más discriminada. Eso tiene que acabar ya, yo lo logré, ellos también pueden. ¿Lo sabes verdad? No se trata de poder, no importa la discapacidad, todo se puede lograr, aunque sea de distinta manera. Pero es algo complicado cuando tu no dejas.
El miedo es el responsable, yo lo sé, todo lo desconocido asusta, lo sé, respira hondo y acércate, atrévete a conocerme.
Sí, tengo discapacidad… ¡¿Y Qué?! Todos somos iguales, todos somos diferentes. De distinta manera, pero tú también tienes discapacidades ¿por qué nadie te discrimina? Abre los ojos, no te dejes engañar más, yo soy la realidad, déjame mostrar mi capacidad.
Nadie se salva de la discapacidad, a ti también te puede visitar, ¿no desearías que te tratarán como a persona? ¡pues a nosotros igual!
Escrito: 27 de junio del 2013
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