Si la vida pierde sentido, sientes que todo se hunde, la soledad nos confunde, y el silencio huele a ruido… Sí así me siento desde hace una temporada no pequeña, cada día es de un gris opaco, una lluvia intensa, constante, no quiero ver a nadie, ni siquiera levantarme, mi cuerpo en sombras hundido, el tiempo se paró al mismo tiempo se volvió eterno, mi interior es una lluvia constante, como el de hoy, diluvio intenso, pero no un agua limpia, sino de polvo y ceniza, ese frío que se incrusta en mi cuerpo, en mis huesos. Hay azufre en el café, salida no se ve, toda yo soy una arena movediza, un solo viento, caeré al suelo ¿seré capaz de levantarme? ¿Ya para que intentarlo? Toda yo soy terror, hasta la habitación es consciente, que ha cerrado con candado todas las salidas posibles… ¿o aún queda una? Mas por impulso que otra cosa… aun en pijama, me pongo las zapatillas, abro la puerta de casa, o eso creo salgo a la calle, subo a la azotea, hacía décadas que no hacía…, asomo la cabeza, que alto se ve, me siento en el bordillo, a observar… que pequeños se ven todos, como bichitos caminando….
El agua cae con intensidad
sobre mí, esa agua no limpia de polvo y ceniza, me siento en el bordillo a
observar, que pequeños se ven todos, que felices se ven todos, ¿seré el único
que tiene esa guerra en mi interior? Realmente no se está tan mal aquí… no
entiendo porque más seguido no subí, que fácil, sería poner a mi vida fin… en
serio… ¿Para que vivir?
Sin entender porque me viene a la
cabeza, mi abuelo, cuanto le quise, cuanto le quiero, lloro, lloro
desconsoladamente, como una niña chica a pesar de pasar de los cuarenta, sus
palabras me retumban en la cabeza, cuantas veces las escuche salir de su boca “Bebe,
canta, juega, vive, sueña, ríe, salta, crece, sal del hueco reaparece, corre,
grita, suda, escribe, habla más, baila y revive, amate se natural” “sobre todo
sé tú hija, no te avergüences de nada, todo tiene un propósito para hacerte
crecer” en aquel entonces no entendí, quizás si alguna vez, pero se me olvido
otra vez… “Sobre todo hijita, vivimos en un mundo muy violento, que el dolor no
nos iguale, que no nos mate y nos ciegue, que la tristeza no juegue a ganarnos
la partida…” Así me siento demasiado tiempo, echándole un pulso a la tristeza,
siempre me gana, hoy con más puntos que nunca “Lo único inmenso es la vida,
aunque la muerte lo niegue” las palabras de mi abuelo me vuelven a retumbar…. Me
pongo en pie, en esa terraza, de gran altura, camino hasta el bordillo, respiro
hondo, me inclino hacía adelante cierro
los ojos, siento que el viento me mueve… de repente algo me tira hacia adentro,
hacía la terraza, me tira al suelo… Ahora que estoy a un paso, para que la muerte
se me lleve… ¿Por qué juega así conmigo la mente? Por qué justo ahora me tiene
que llegar todos esos recuerdos, que lo tenía más que olvidados… “Lo único
inmenso es la vida, aunque la muerte lo niegue” el único camino que tenía para
dejar este mundo se fue de las manos, de mis manos… Abro los ojos, notando un
peso sobre de mí, no puede ser… mi abuelo “Aun no es tu hora hija mía” Me
susurra al oído con una sonrisa, antes de volverse a desvanecerse… miro hacía
la puerta de la terraza, yo juraría que la dejé cerrada con candado y nadie más
ha estado aquí, miro al suelo de la terraza, unas pisadas se dirigen a la
salida… “Lo más inmenso es la vida, aunque la muerte lo niegue…” Susurro al
cielo, agradezco al cielo… la lluvia sucia va disminuyendo asta parar, el sol
vuelve a brillar, me rodea con fuerza… “Lo más inmenso es la vida aunque la
muerte lo niegue…”
Escrito: 22 de octubre del 2024.
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