Esta carta es personal, y va mas
allá de las que he ido creando a lo largo de estos 5 años que era de amor, para
que conocieras tu infancia, pero esta es personal dedicada de una madre a su
hija, de mi para ti.
Sabes que tenemos un padre
amoroso, que nos cuida, que nos protege, que es nuestra fuerza, nuestra guía,
ese abrazo consolador, ese aliento, se que lo sabes te lo recordaré día tras día,
es que él te permitió llegar a mi, porque tienes gran propósito, tan corta vida
por el día de hoy, ya lo has mostrado. Cometí el error, el fallo más grande,
contigo bien chiquita, no me martirizo, estoy enferma, agradezco a Dios, que
estes perfecta, y a mi lado, porque tú, mi pequeña gran guerrera, eres la fuerza, el
motor que mando Dios, para que determinará y luchara para salir, eres esa musa,
para luchar por mi sobriedad, porque quiero verte crecer, e intentar que seas una
mujer de bien.
Tu vas creciendo, me haces crecer
a mí, eres ese motor, que me recuerda, “el no puedo” ya no está en mi vocabulario.
La maternidad no es fácil, para nadie, y en condición de discapacidad se
dificulta aún más, la sociedad, lo dificulta doblemente, pero tu lo haces tan
sencillo, tan natural, me das vida, me recuerdas cada día, que yo puedo, que tu
me necesitas, ya no debo ser tan egoísta, ya estoy en un nivel de mi sobriedad,
que debo entenderlo, bajo ningún motivo debo recaer, soy tu espejo, “tu vida está
en mis manos” y no debo hacer, lo que no quiero que tu hagas, pero si cumplo
con el ejemplo como puedo esperar que tu lo hagas.
Gracias mi niña por darme vida,
por darme una razón para vivirla en sobriedad, por formar parte de mi
propósito, un propósito, que yo debo estar sobria, solo eso, lo demás tu te
encargas, sobre todo, nuestro Padre celestial. Quizás no lo creas ahora, pero
todo esto es posible gracias a Él, ambas estamos bajo sus alas, su escudo… ¿Si tú no estuvieras? Seguramente ya
estaría en sombras de muerte permanente, quizás Él no permitiría que me
muriera, pero yo no encontraría, razones por esforzarme por seguir sobria. No
encontraría propósito. Infinitas gracias
mi pequeña gran guerrera, creceremos juntas, a un mismo son, aprenderemos, nos
fortaleceremos, mutuamente, tengo mucho que aprender de ti, yo debo enseñarte,
límites, direcciones, el buen camino, el respeto, el amor, ayudarte a ser una
mujer de bien, a respetar y que te respeten… Tengo el honor de ser tu madre, el
mayor título que tendré jamás, y para toda la vida, para poder cumplirlo ante todo debo cuidar de mí.
Eres ese propósito que rompe toda barrera, discapacidad, sobriedad… Infinitas
gracias por existir…
Escrito: 30 de septiembre del 2024
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