Se acercaba 5 de enero, una noche especial para Carlitos, una noche especial para todos los niños. Los tres reyes del Oriente, se acercaban sigilosamente, observando a todos esos rostros curiosos, que no eran conscientes que eran el centro de atención de los reyes de Oriente.
Carlitos era uno mas de esos miles de niños. A sus majestades eran uno de los pocos que les llamó la atención. Era un niño distinto a los demás; no tenía amigos, siempre estaba triste, no se divertía como los demás niños, y estaban a 5 de enero ¡¡¡aun no había escrito su carta!!! Algo pasaba, no era posible que un niño de 8 años, se comportara así, por eso mismo estaba en alerta roja, y pendiente a él.
Esparcieron sus polvos mágicos en sus propios cuerpos, debían encontrar a Carlitos, y averiguar que estaba pasando, porque un niño de 8 años, no se comportaba como tal. Llegaron a una sala de hospital. Carlitos estaba arrodillado, junto a una cama, en ella había un chico, conectado a un sinfín de tubos y maquinas, sujetaba con fuerza su mano, lágrimas resbalaban por las mejillas del pequeño, aterrizando en la mano del joven. Los padres de ambos, se encontraban en un rincón, él padre abrazaba a la madre, que lloraba sin consuelo en brazos de su esposo.
Melchor, Gaspar y Baltasar se miraron entre ellos, empezaban a entender, lo que le sucedía a Carlitos. Con un chisqueo de sus dedos desaparecieron. Se volvieron a encontrar, en la habitación de Carlitos, sobre su cama había una carta para los 3 reyes magos de Oriente. Gaspar la levantó, observó a sus acompañantes, y ellos afirmaron con un gesto de cabeza.
"Queridos reyes de Oriente,
Yo encuentro que he sido un buen niño, cumplo en la escuela, hago caso a papa y a mama, nunca digo palabrotas, solo mentiras piadosas, soy buen compañero, amigo de los otros niños…
Antes me hubiese gustado pediros, la locomotora eléctrica… pero ahora, eso ya me da igual, quiero algo que es más importante para mi, me atrevo a contaros ese secreto, porque solo vosotros podéis hacerlo posible, por favor, es muy importante para mi, mucho más que todos los juguetes del mundo, por favor, hacer que David, mi hermano mayor despierte, él no tuvo la culpa, él solo cruzaba por el lugar indicado. Ese hombre borracho, conducía ese coche, ese hombre, se salto el STOP, ese hombre dejó en coma, al único amigo que tengo, él único que me protege, de esos niños mayores, que me insultan y me pegan. Por favor, confió en vosotros, sé que podréis, sé que podéis salvarle la vida. Os lo agradeceré eternamente.
PD: Tenéis leche y galletas, en la cocina, sé que venís de muy lejos, tenéis que estar pendientes de muchos niños. ¡Gracias!"
Gaspar se secó una lágrima. No era el único Melchor y Baltasar igual. Los tres chasquearon los dedos a un mismo tiempo. La locomotora que tanto le gustaba a Carlitos, sobre la cama se encontraba. Se volvieron a mirar, con una sonrisa en sus labios, volvieron a chasquear los dedos en un mismo son, no tardaron en volver estar en la habitación de hospital correspondiente. Nada había cambiado en esos momentos ausentes. Los tres reyes, se dieron la mano, la alzaron al aire, todos sus cuerpos se iluminaron como de uno solo se tratase. Los padres y hermano del enfermó no pudieron mas que alzar sus cabezas, sorprendidos al ver la claridad del exterior ignorando la realidad.
- ¡Papa, mama, David se movió! –gritó Carlitos.
- ¡¿Como?! No es posible…
- ¿O si? –todos se apresuraron acercarse a la cama de David.
- ¿Donde estoy? ¿Qué ha pasado?
- ¡Gracias al cielo! ¡es un milagro! –gritó la mamá con lágrimas en los ojos. Los padres de los chicos se abrazaron con felicidad.
- ¡Han sido los reyes magos, yo pedí en mi carta que te recuperaras y lo hizo realidad! –exclamó abrazando a su hermano.
Al llegar a casa esa noche…
¡Guau! ¡La locomotora que quería, pero que no pedí en la carta! ¡me la han traído! ¡Gracias, Gracias Melchor, Gaspar y Baltasar! –agradecía sin dejar de saltos Carlitos.
Escrito: 06 de enero del 2014
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